martes, 25 de mayo de 2010

The September Issue

25/05/2010 para Trendxchange

El documental que muestra el detrás de escena de Vogue


Si la moda es una dictadura, su líder es Anna Wintour. La directora de la edición norteamericana de la revista Vogue detecta, decide y declara qué es lo que el mundo vestirá y deseará cada temporada.

Wintour es, por lo tanto, la protagonista del documental The September Issue, dirigida por R. J. Cutler. La película parece ser una respuesta a Devil wears Prada (en español, estrenada como El diablo viste a la moda), cuya coprotagonista personificaba a una Wintour de ficción con un perfil muy poco halagador.

Documento casi único en lo que al estudio de la moda respecta, The September Issue funciona como pasaje al interior del arduo trabajo editorial de la revista Vogue (en bast). Su contenido es tan veraz que incluso cátedras y cursos de diseño de indumentaria y moda tales como los seminarios "Comunicar la moda", dictados por Ana Torrejón y Claudia Pasquini en la UP, recomiendan dicho documental como material de estudio y referencia.

TSI muestra las desventuras de un equipo de redacción, fotógrafos, estilistas, diseñadores y demás, a la hora de elaborar y lanzar la edición de septiembre. "Septiembre es el enero de la moda", dice una de las editoras: es cuando se realizan los lanzamientos comerciales de la temporada de mayor venta anual en el hemisferio norte. Y todo lo que se publique en esta edición será lo que se verá en tiendas, vidrieras y fashionistas.

Para entender mejor el funcionamiento de Vogue , primero se ubica al espectador en el mundo de Wintour y su influencia en él. Ella tiene el sí y el no de la industria. Como si fuese una profesora de alguna cátedra, diseñadores de la talla de Stefano Pilati, Yves Saint-Laurent, Jean Paul Gaultier y Oscar de la Renta le adelantan temporada tras temporada sus nuevas colecciones en forma exclusiva y con una actitud sumisa, mostrando en detalle cada prenda, excusándose por las que aún no pudieron terminar de coser, rogando que la dictadora los apruebe. Tiene tanto poder que equipos de compras de grandes tiendas de departamentos, como Neiman Marcus, piden reuniones con ella para que les transmita qué es lo que piensa publicar en esta temporada. Wintour no es una persona amigable. Para eso están sus subordinados, que sufren ataques de nervios en medio de la redacción abarrotada de prendas cada vez que la directora rechaza sus ideas y trabajos.

La única que es capaz de enfrentarse con Wintour es Grace Coddington, la directora creativa de Vogue. Esta escocesa ex modelo y productora de moda con más de 40 años de experiencia exuda el romanticismo y la amabilidad de los que Wintour carece. Y no se puede más que ponerse del lado de Coddington durante toda la película: la pasión, el arte y el amor que vuelca en cada una de sus producciones se ven amputados cada vez que Wintour cercena sus editoriales por la mitad. Esto evidencia la áspera relación entre las dos empleadas más antiguas y poderosas de la publicación, a pesar de que las notas de Coddington son siempre las más interesantes.

El tercer coprotagonista de la película es Andrè Leon Talley, colaborador de Vogue con vasta trayectoria en el mundillo de la moda norteamericana (asesora a Michelle Obama). El agrega color a la película, en contraste con la oscura femineidad estresada de las dos directoras. Cuenta cómo Wintour lo ayudó a bajar de peso, cómo se viste en marcas de lujo para jugar al tenis y muestra su página sobre estilo de vida en la famosa edición.

El final de la película y el resultado del arduo trabajo que llevó cinco meses constituyen una edición de 840 páginas, la mayoría de publicidad, con editoriales de moda que dictan a la industria y los consumidores qué es lo que se debe vestir. Lo que también sirvió de excusa para conocer un poco sobre el universo de la moda, la vida editorial, las relaciones con las celebridades y la sangre, sudor y lágrimas que involucra toda industria.

Director: R.J. Cutler

Documental ganador del premio: Excellence in Cinematography Award: U.S. Documentary del Sundance Film Festival 2009

The September Issue está disponible para la venta en Amazon, a pedido en Miles, y se puede alquilar en BellinZona.

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viernes, 12 de marzo de 2010

Semillero UBA BAFWeek 2010

Para Trendxchange

La dupla Catalina Ichaso y Lucinda Walmsley, y Nadia Stuer resultaron ganadoras del concurso que sube a los estudiantes a la pasarela más deseada

El sueño de todo estudiante de Diseño de Indumentaria es ver su colección sobre una pasarela internacional. Por quinta vez consecutiva se realizó el concurso Semillero UBA-BAFWeek, por el cual se seleccionan dos tesis de los alumnos de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires para ser mostradas al gran público, con el apoyo del Paseo Alcorta. El jurado de esta edición estuvo compuesto por los diseñadores Mariana Dappiano, Emiliano Blanco de Köstume y Cecilia Gadea.


deSastreria, una de las colecciones ganadoras, es la tesis de Catalina Ichaso y Lucinda Walmsley, la primera dupla salida de este concurso. Habiendo cursado toda la carrera en la cátedra de Andrea Saltzman, decidieron no separarse ni para presentar su tesis.

-¿De qué se trata su tesis?
Lucinda Walmsley: -Nosotras trabajamos a partir de la sastrería, de todo lo artesanal que tiene.
Catalina Ichaso: -La nobleza de los textiles mismos de la sastrería.
L.W.: -Tratamos de recuperar el trabajo artesanal del sastre, el trabajo sobre el cuerpo, pero revalorizado.

-¿Por qué tomaron este rubro?
C.I.: -La sastrería no fue cambiando a lo largo del tiempo y tiene elementos constructivos que son muy reconocibles.
L.W.: -Como las solapas, los botones, los puños, todas esas cosas y todo eso sigue así desde el 1800. Los podes variar de lugar y todavía los vas a reconocer. Entonces te da muchos elementos con que trabajar. Yo creo que la sastrería es el rubro más rico que tiene la indumentaria, donde están todos los recursos. Entonces tiene muchísimos más de dónde agarrarse y con qué trabajar. Si estás en remería, tenés un cuello y un puño y te quedaste sin nada. En cambio, en sastrería tenés la camisa, el pantalón, el saco, todo el interior del saco, tiene capas adentro, tiene muchos materiales que se pueden revalorizar.
C.I.: -Y que por ahí están escondidos y no se sacan. Nosotras usamos las terminaciones con todas las entretelas.
L.W.: -Lo mismo con los sacos, que los abrís y adentro tiene todo un mundo diferente que se esconde y que son todos los secretos del sastre.

-¿Cuál fue su operativa a la hora de armar las prendas?
C.I.: -Tomamos reciclaje de moldería y de prendas. Lo que hacemos es rearmar con pedazos y también pinzando. Hay prendas totalmente recicladas, por ejemplo a partir de camisas y remeras que después las estampamos nosotras mismas.
L.W.: -Y también agarramos la moldería de un saco de hombre, y la reciclamos para hacer una prenda femenina.
C.I.: -Además trabajamos sobre el cuerpo. No hacemos el trabajo de moldería tipo tizada.

-¿Y la estampa tiene algún significado?
L.W.: -Sí, tomamos como referencia la filosofía japonesa Wabisabi, la belleza del paso del tiempo, lo imperfecto, lo incompleto. Entonces son todas estampas simulando lo gastado.

-Entonces, ¿el reciclaje que hacen tiene que ver con lo nostálgico?
L.W.: -Sí, como el de volver atrás, recuperar cosas que están perdidas: lo que tenía un sastre, de un traje hecho de manera impecable que hoy en día se hace diferente.

-¿Cuántas líneas tiene su colección?
C.I.: -Tres líneas que tienen con ver con las tres palabras que definen al Wabisabi: Incompleta, que es elegante; Imperfecta es de tejido de punto intervenido, e Impernanente que es la que más reciclaje tiene y en la que todas las prendas son modificables. Por ejemplo, en una prenda el cuello era regulable, y en otra se corren los bolsillos.
L.W.: -Y en la que cada prenda era única, y tenía un sistema de ajuste propio. Pero para la pasarela las tuvimos que unificar.

-¿Cómo fue el trabajo en el taller, a la hora de hacer la tesis de a dos?
L.W.: -Estuvo buenísimo en realidad porque son dos cabezas que piensan juntas todo el tiempo.
C.I.: -Además nos conocimos en la facultad y trabajamos juntas durante toda la carrera. Entonces es como que nos conocemos bastante. Y el año anterior hasta armamos un taller de serigrafía juntas.

-¿Qué expectativas tienen de esta primera vez en la BAFWeek?
L.W.: -Es como que te desnudas, te mostrás tal cual sos. Siempre estuviste ahí en la facultad haciendo tus cositas muy tranquila y de repente tener este nivel de exposición te da muchos nervios.


Nadia Stuer terminó la tesis en la cátedra Moragues y es la otra ganadora de esta edición. Con una impronta personal muy fuerte, fruto de su paso por varias cátedras de la materia Diseño, Stuer presentó una colección que toma como tema al Golpe Militar del año 76 en la Argentina, poco recurrente en la moda, y la estética de la película La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick, ambos cargados de violencia.

Nadia Stuer: -Yo arranqué con una temática muy marcada. En mi tesis quería hacer algo no convencional en absoluto. Y tomé algo que para mí era personal y trabajé con la dictadura militar, pero creí que me iba quedar como una paleta muy sucia, entonces buscando darle una vuelta de rosca para transmitir lo mismo que a mí me generaba: tomé un poco de La Naranja Mecánica. Además son de la misma época y también es súper violento, pero demostraba una estética mucho más limpia. Entonces lo fusioné. Hice tres líneas: una línea que es Vanguardia, que son prendas no convencionales con volumen en el cuerpo generando nuevas formas. Trabajé muchas estampas, volumen pero superestructurado. También trabajé una línea de sastrería y una un poco más sport. Y armé las series de manera muy opuesta. Planteé por un lado una serie que denomine Torturadores y otra que los llamé Penitentes. Entonces trabajé el Ying y el Yang. En la de Torturadores, hay sastrería, que la empecé a desestructurar y también la exageré mucho, por ejemplo los cuellos para generar la sensación de poder, los hombros mucho más marcados, una silueta bien rígida anclada en la cintura y con mucho volumen. En la línea de los Penitentes la paleta tiene mucho blanco y en la de Torturadores es más oscura. Los materiales, si bien usé mucha gabardina, también usé cotton satén y un poco de cuero. Incorporé estampas que en el momento de la entrega de la facultad no había llegado a hacer.

-Si bien es ropa femenina, se sigue viendo la silueta militar.
-Sí. En realidad yo la plantée de hombre y cuando hice los figurines pensaron que era de mujer, así que terminé haciendo indumentaria femenina. Entonces quedó la línea de Torturadores mucho más masculina. Y la otra línea es mucho más melancólica, más sensible.

-¿Por qué elegiste el tema del 76?
-Me parecía que no había visto a nadie que lo haya hecho. También tuve cosas personales por mis viejos que me han hablado mucho de eso. Casi dejé la materia porque me era muy fuerte trabajar viendo imágenes y ver qué era lo que eso me generaba. Yo a esta edad podría tranquilamente estar viviendo lo mismo. Fue para mucha gente algo muy fuerte y sigue vigente hoy. Mi papá estaba estudiando a mi edad Ingeniería en La Plata y me contaba por ejemplo que tenía que atravesar una plaza y no sabía si ese día volvía a su casa. Y pensé que estaría bueno que pueda llegar a transformar eso y hacer algo bueno. Pero también creo que hay muchas formas de las cuales yo hubiese podido tomarlo. Hice una representación de cómo veo a esa gente, y también cómo quedó la otra. Me iba imaginando cómo representaría a una madre que perdió a su hijo, esa estampa que le queda en el cuerpo, que quedo toda manchada por ese proceso que no se va a olvidar, pero no lo hice literal.

-¿Qué esperás de este Semillero?
-Para mí fue una sorpresa porque cuando hice mi tesis nunca pensé ir al BAF. Siempre dije que me encantaría lanzar mi marca pero éste no es el momento. Prefiero adquirir experiencia con gente que esté en el mercado hace años y que ya saben cómo manejarse mejor, y lanzar mi marca en el futuro. No sé, trabajar para alguien o para campañas me encantaría.


Contactos:
Ichaso-Walmsley: desastreria@gmail.com
Nadia Stuer: nadiastuer@gmail.com

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jueves, 11 de marzo de 2010

Ecobolsas

11/03/2010 para el suplemento Moda & Belleza del diario La Nación

Disminuir el consumo de plástico con bolsas más durables, más lindas y más amigable

Cuatro siglos tarda en degradarse, con suerte, una bolsa de polietileno. Ahora que ser verde y ecológico está de moda y la fiebre vintage es una constante, varios diseñadores, empresas y marcas han empezado a colaborar en la disminución del consumo de plástico, acompañando las políticas estatales de varios países y ciudades en contra de la utilización de bolsas no biodegradables.

En 2008 la Legislatura de la provincia de Buenos Aires sancionó una ley que prohíbe a los supermercados y otros comercios el expendio de bolsas plásticas. En septiembre último, la Legislatura porteña siguió el ejemplo y buscó un plan de sustitución de bolsas y sobres plásticos por otros biodegradables. Y, desde el diseño, empezaron a buscar respuestas.

Hace un año, los diseñadores Pia Compiano y Martin Sassenus crearon Bird: una marca de bolsas de compras reutilizables con un sistema de plegado que permite convertirlas en un pequeño accesorio para guardar en la cartera. "El objetivo es que no sirva sólo para el súper, sino que la gente incorpore el tema de llevar su propia bolsa, bien cómoda, y la use al comprar zapatos, ropa o lo que sea, y no pida en el negocio una", explica Compiano. La primera bolsa que lanzaron está realizada en puro algodón, estampada con tintas que no agreden el medio ambiente, por lo cual no sólo se vende en tiendas de diseño, también se encuentran en las tiendas naturistas. Recientemente lanzaron además la Bolibag, una bolsa de microfibra de nylon mucho más compacta que la primera, cuyo sistema de guardado hace que se convierta en una pelotita.

Con un tinte mucho más nostálgico, Cecilia Sonzini ideó los changuitos de Violraviol. "Arranqué con los changos porque era un objeto que yo necesitaba. Me gusta el proceso de ir al mercado caminando y volver", dice. Sonzini compra las estructuras metálicas de las fábricas tradicionales de changuitos y diseña las bolsas a partir de telas vintage: "La industria vinílica en la Argentina no es grande, hay mucha importación de Oriente. Finalmente, conseguí y telas antiguas". Violraviol también vende canastas. "Las canastas no fueron diseñadas por mí. Surgen del descarte de la gente que trabaja en el mercado y las hace con los zunchos (de polipropileno) de los cajones de frutas y verduras", agrega. Sonzini imparte mínimas indicaciones de combinaciones de color, pero el diseño y el trabajo pertenecen a los artesanos. La gente que se lleva las canastas las usa para todo, no sólo para las compras. Es que las propiedades del material, liviandad, flexibilidad, resistencia y fácil mantenimiento (se limpian con un trapo) hicieron que muchos desterraran las descartables. "Me parece fantástico que todos dejemos de usar bolsas de polietileno; una vez que lo hacés te das cuenta de lo fácil que es dejarlas. Ya estoy totalmente acostumbrada", agrega Cecilia.

Algunas marcas de indumentaria ya establecidas también lanzaron sus bolsas para compra. Es el caso de Desiderata, en cuyos locales, desde hace un año, se consiguen las Ecobag que acaban de relanzar con un nuevo diseño. "Tanto la preservación del medio ambiente como el diseño son parte de nuestra filosofía. El objetivo de la bolsa vincula el diseño con el medio ambiente", afirma María del Pilar Martel Barcia, responsable de imagen y comunicación de la empresa. La bolsa se puede adquirir por 15 pesos cuando se realiza la compra, y cada vez que la presenta se beneficia con un descuento, una forma de asegurarse de que va a ser reutilizada.

PesqueiraTM es otra de las marcas que incursionaron en las bolsas reutilizables. Desde hace dos temporadas decidieron dejar de imprimir bolsas de cartón y utilizar los excedentes de producción para crear la Bolsita Feliz, con lo que disminuyeron los desperdicios y dieron trabajo a gente que lo necesitaba. "¡A mis clientes les encanta! Les parece un buen pack para un regalo. O compran una prenda para ellas y le regalan la bolsita a la hija para llevar al colegio", expresa Valeria Pesqueira. Desde la marca instan a reutilizar la bolsa, ya sea para las compras, el gimnasio o la facultad. Además, diseñaron para la venta el Bolso Oso, muy simple y de mayores dimensiones, para ser usado con el mismo fin.
Idea súper

Pero no sólo los que están dedicados a la moda participan de esta tendencia. El grupo Jumbo Retail fue uno de los primeros en ofrecer bolsas reutilizables. Desde enero de 2009 ofrecen a sus clientes una bolsa reutilizable (envuelta prolijamente en una de nylon), acompañando un programa que iniciaron el año pasado para reducir las "bolsas de salida" (las de plástico), junto a una campaña de concientización. "La gente las ha recibido sorprendentemente bien: las vendemos o las cambiamos por puntos de nuestras tarjetas. Hasta ahora hemos distribuido 350.000 unidades. Y cada bolsa ahorra 230 bolsitas", dice Diego Mémoli, gerente de marketing de Disco. El plan es sacar más diseños, así se vuelven coleccionables. Este año lanzaron la Ecomochila, con diseño de Miguel Brea, y por $ 6 se promueve el cuidado del medio ambiente.

En los supermercados Leader Price encontraron una forma de fidelizar no sólo al cliente, sino la utilización de la bolsa, porque

ésta es a su vez una tarjeta de beneficios: contiene un código de barras que, al presentarlo en las cajas, el cliente obtiene descuentos en diversos productos. "No es una bolsa biodegradable, pero su producción respeta ciertos criterios medioambientales y, además, eso reduce la necesidad de entregar bolsas de plástico", dice Jean-Marie Hilaire, representante oficial del Grupo Casino. La bolsa se entrega gratis y hasta la fecha tienen más de 50.000 clientes registrados. Por semana se utilizan 10.000 veces, por eso probablemente se ahorren unas 20.000 bolsitas de plástico.

En otros rubros también empiezan a incursionar en este producto. Gisela Temin, de G´Tem Bags, empresa dedicada a fabricar bolsas reutilizables para terceros, declara que se registró un aumento en las consultas y los pedidos de parte de las empresas. "Las bolsas habituales de papel o polietileno se tiran y no duran. Además, no soportan mucho peso. Estas son distintas, sirven de cartera, de publicidad, son cómodas y, por supuesto, reusables", explica.

Hasta ahora la mayoría de las bolsas de compras casi no se utilizan en el mercado, sino como cartera o para otros usos menos específicos. Para Marta Varela, presidenta de la Comisión de Ecología de la Legislatura porteña, la cuestión del cambio de hábito tiene que ver con la actitud: "Las bolsitas de plástico tienen los días contados y afortunadamente también está declarada la resurrección de las bolsas y el changuito", concluye.

Por Karen Kim


Dos manijas

* No more plastic bag , reza el leitmotiv de Totebag, el proyecto que creó Lorena Núñez hace más de un año. "Siempre fui consumidora de totebags y de bolsas, entonces, aprovechando la movida, busqué un diseño que la gente pudiera adoptar y que fuera fácil de transportar", expresa Núñez. Imitando el flujo de la moda, plantea temporadas de bolsas, en las que aprovecha tejidos que ella diseña en su trabajo free lance. "El objetivo es que salgas con tu bolsa, pero que te sientas a la moda, eso también hace que la uses." La línea consta de bolsos de algodón con estampas de ilustradores que van rotando cada temporada, así como sus temas, que apelan a llevar un estilo de vida más amigable con la naturaleza. La Mini Tote es una bolsa de aspecto más neutro, de material impermeabilizado, ultraliviana, plegable y de uso más cotidiano. "Es un medio para poder aportar algo, que es lo que me interesa." Por eso, el precio de la bolsa es accesible, pero sin perder la coherencia del mensaje ecológico. Núñez planea lanzar otros formatos de bolsas más amplias para otras situaciones de la vida y con diferentes sistemas de cierre.

* Como una ironía nació This Charming Bag. Cecilia Maciel, una fanática de las carteras de los grandes diseñadores europeos, decidió plasmar esos objetos de deseo inaccesibles en bolsas de friselina muy económicas. "Lo encaré por el lado de la estampa. Después se planteó como bolsa, como una manera de que tuviera una función", agrega Maciel. Es así como se ven estampadas la famosa Birkin de Hermès, una cartera de Chanel o de Valentino. Empezó vendiendo las bolsas por una página de subastas, hasta que se contactaron desde distintas ferias y marcas de diseño atraídos tanto por el concepto del diseño como por su utilidad. El público que las compra se divide en tres grupos: "Hay gente que la compra porque le gustaría tener la cartera y no puede, está quien la compra porque le parece divertido el tema de la bolsa, y otros más por la función". Lanzó hace poco la bolsa camiseta: en el típico formato de bolsa de supermercado, pero de material reutilizable y pintada a mano, cuyos diseños incluyen al público masculino.


En el mundo


* La pionera en comercializar bolsas de compras reutilizables fue la diseñadora inglesa Anya Hindmarch, que junto a la fundación ambiental We Are What We Do lanzó al mercado en 2007 un bolso de algodón con la inscripción I´m not a plastic bag (No soy una bolsa de plástico). Hoy es un ítem obligado entre los habitantes del mundillo de la moda internacional.

* Stella McCartney, conocida por su conciencia ecológica, también es parte de la movida. Hace dos años diseñó una bolsa de algodón orgánico que se podía camuflar perfectamente como un morral. Desde entonces incluye en cada colección un nuevo bolso reutilizable. Y en sus tiendas cambió las bolsas comunes por unas biodegradables realizadas a partir de maíz y alienta su reutilización.

* La firma de lujo Hermès creó SilkyPop, una bolsa de seda estampada cuya base rebatible de cuero permite plegarla hasta reducirla al tamaño de un CD. La variedad y calidad de los estampados que caracterizan la marca, su material y el precio (960 dólares) llevan a pensar dos veces antes de guardar en ella un carré de cerdo.

* Consuelo Castiglioni, fundadora de la marca italiana Marni, no se quedó atrás y presentó una bolsa de nylon, material que si bien no es tan amigable con el medio ambiente sí lo es con las compras en la verdulería; además, también se pliega y llega a tener un tamaño transportable cuando no se utiliza. Su base: comprar una buena bolsa y no usar bolsitas de plástico.

* Marc Jacobs tiene una línea de venta exclusiva por Internet con diversas bolsas de compras a precios económicos.

* GAP vende en sus locales su bolsa azul con letras blancas, en tela de avión, pero reutilizable. Quien la adquiera y la lleve, cada vez que realice una nueva compra accederá a un descuento. La idea, dejar de lado las bolsas de polietileno.


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