domingo, 7 de diciembre de 2008

El primer desfile. Y el último

07/12/2008 para Trendxchange

Alumnos de diseño de indumentaria de todos los niveles mostraron qué hicieron este año en la cátedra Saltzman

La ansiedad del primer desfile y la melancolía del último. El 3 de diciembre, en el Hipódromo de Palermo, la cátedra de Andrea Saltzman de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires mostró una vez más los mejores trabajos del ciclo lectivo. Una muy buena manera de que el mercado, los estudiantes y el público en general puedan saber qué sucede en uno de los más importantes semilleros de diseño de la Argentina. Se mostraron trabajos de todos los niveles de las carreras, lo cual permitió ver la evolución del grupo de trabajo y el mecanismo interno de aprendizaje.

En primer lugar se vieron los trabajos sobre la aproximación de la forma al cuerpo y del usuario como objeto habitable: Siluetas adherentes, construcción de prendas sobre el cuerpo como segundas pieles o tatuajes a través de estampas y distintos tipos de intervenciones textiles, para de a poco irse proyectando hacia afuera; Plano y línea, sobre la generación de prendas con los elementos básicos de toda composición morfológica, de lo cual resultaron vestidos muy usables; y Tejido de punto, una experimentación del comportamiento de este tipo de tejido y su interacción con el usuario.

Le siguieron los trabajos de los estudiantes del segundo nivel, que hablan de una primera instancia de investigación y creación muy libre, para luego convertirse en productos con rubros bien definidos (o no) que muy bien podrían estar colgados en una tienda: chicos, deconstrucción de sastrería, límites entre sastrería y sportwear, y trajes de baño.

Ya en el tercer nivel , las experimentaciones tuvieron que ver más con la funcionalidad y con el armado de línea comercial de cada alumno (tesis): en Ropa de viaje se plantearon prendas transformables en distintos accesorios, por lo general contenedores, para facilitar su transporte. En general, las tesis se trataron de colecciones de prendas muy comerciales, pero con un nuevo giro, y con excepciones como algunas líneas de indumentaria masculina que jugaban más con lo teatral y lo lúdico.

Como broche, se presentó uno de los trabajos mas creativos de la institución: Movimiento, un planteo de equipos para bailarines, que suele tener como resultado prototipos que reflejan una interconexión entre usuario y prenda que va mas allá del uso diario remitiendo a la fantasía máxima que luego tiene su bajada a ropa urbana masculina. Así, prendas de tipologías indescifrables, con accesos inentendibles, anulaban al usuario como tal y lo dejaban en el papel de portante de objetos confeccionado con materiales muy ocurrentes (corchos, sorbetes, radiografías, acetatos, globos), todo para que el conjunto genere movimiento mas allá del bailarín y baile por sí solo.

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