jueves, 31 de diciembre de 2009

Indumentaria

31/12/2009 para Suplemento Moda & Belleza del diario La Nación

La carrera de la UBA marcó un hito en la moda argentina. Saulquin, una de sus mentoras, celebra sus 20 primeros años



Hubo un tiempo en el que el Diseño de Indumentaria y Textil en el ámbito universitario ni siquiera era una idea. El 19 de noviembre se festejaron 20 años de la creación de esa carrera en la Universidad de Buenos Aires con la inauguración de su tan esperado taller de prototipos. La socióloga Susana Saulquin, primera y actual directora e integrante de la comisión creadora, cuenta, como fiel testigo, el nacimiento, la maduración y el futuro de una de las carreras de mayor convocatoria.

-¿Por qué se creó la carrera?

-La idea fue del decanato de entonces, porque se habían otorgado unos créditos italianos para indumentaria y en la Argentina se decidió que no se podía exportar lo que previamente se había copiado. Entonces el sueño fue generar diseños propios. En 1988 nos juntamos en una comisión cinco personas, para armar la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil, que en ese momento no sabíamos el nombre que le íbamos a poner. No había ningún antecedente universitario, pero tratamos de inspirarnos en la academia Domus, de Milán, que tenía un curso al que llamaban Fashion. A nivel universitario fue la primera carrera y comenzó en abril de 1989.

-¿En qué situación estaba la industria local cuando se recibieron aquellos primeros diseñadores egresados?

-En esa época regía el 1 a 1, se abrió la importación y todas las primeras camadas se quedaron sin tener la posibilidad de desarrollar sus diseños durante la década del 90. Una década en la cual la industria textil y de la indumentaria cayó estrepitosamente. Se empezó a recuperar a partir de la crisis de 2001.

-¿Qué hacían antes?

-Lo que podían. Primero, no eran tantos como ahora; eran 200 los que cursaban. Lo primero que hicieron fue presentarse a todos los concursos, especialmente a Tela y Talento, un concurso de Alpargatas, y se unieron e hicieron una cooperativa, alquilaron una galería que estaba vacía, a bajo precio, y allí empezaron a vender sus diseños. Era la Galería del Bajo, en la calle Florida. Recuerdo que Nadine Zlotogora tenía el negocio más chiquito al fondo de la galería. Estaban Vero Ivaldi, los hermanos Estebecorena y Mariana Cortese, de Juana de Arco, que en esa época se llamaba Culebra Sensible; había una veintena de creativos. Fue la generación de 2000, el germen de lo que después generó los ahora diversos circuitos de diseño en Buenos Aires, con Palermo a la cabeza.

-¿No habría diseño de autor argentino sin la UBA?

-La carrera fue dinamizadora y la que realmente incorporó el status de diseño. Hasta el momento no se hablaba mucho de la palabra moda. El énfasis estaba puesto en el diseño de indumentaria y el diseño textil, es decir, en el diseño. Eso iba a ser lo que iba a definir en cierta medida a la UBA, específicamente a la FADU. Nuestros alumnos, a partir de 2001, empezaron también con Palermo. El primer emprendimiento y negocio que se abrió en la zona fue Salsipuedes, era una cooperativa de un montón de diseñadores que iban y colgaban sus propuestas.

-¿Qué nombres importantes salieron de esta carrera?

-Pablo Ramírez, Vero Ivaldi, Nadine Zlotogora, Cora Groppo, Cecilia Gadea, Araceli Pourcel, Camila Milessi, Emiliano Blanco (Kostüme), Vicki Otero, Mariana Dappiano, todos los conocidos. Eran de 10. Por eso, ahora siempre les digo a los estudiantes que esas primeras camadas tenían tanto 10 en la materia Diseño como en Sociología. Eran muy buenos y excelentes trabajadores.

-Será por eso que hay mucha gente que entra pensando que va a ser una estrella...

-Bueno, tratamos en primer año de sacarles esa idea. Pero hay una gran cuota de narcisismo en el diseñador de indumentaria, que en cambio no tiene el diseñador textil. Y se da especialmente en la moda. Creo que el diseño, y la solución de problemas específicos, tendría que estar mucho más alejado de eso. Es decir, un diseño funcional, con tecnología incorporada, y no tanto esa impronta que es con la que, alguna parte de los alumnos, están encandilados al principio.

-¿Qué le falta al graduado de Diseño de Indumentaria y Textil para salir a enfrentarse al mercado?

-Ningún profesional universitario que se recibe con un título bajo el brazo está capacitado con todo para salir al mundo. A esta carrera le falta un año más, donde se pueda dar toda la parte de estructuras de indumentaria, moldería. Además le sumaría una cantidad de horas mayor para poder acceder a los posgrados internacionales, y sería interesante también hacer algunos pequeños cambios.

-¿Cuáles?

-Por ejemplo, no puede ser que para un diseñador textil la materia tintorería y estampería sea electiva, tiene que ser obligatoria. Estas son las fallas que por falta de presupuesto aún no se han podido resolver.

-¿Inaugurarán el taller de prototipos finalmente?

-Al cierre de mi gestión, pero lo tenemos. En 1992 había conseguido una donación, pero cuando me fui quedó sin instrumentar. Luego, la ex directora de la carrera Graciela Suen retomó la iniciativa y estuvo trabajando muchísimo, pero no se pudo concretar. Cuando volví, finalmente se hizo un convenio con la empresa Santana Textiles. Con muy buen criterio, dijeron: "Estamos invirtiendo en 5000 alumnos para que conozcan nuestro denim y tengan la posibilidad de hacer prototipos textiles". Además, compramos las máquinas con un convenio que se hizo con el Ministerio de Educación, y la FADU cedió un espacio físico importante.

-¿Hay posibilidades de una nueva camada como la de 2001?

-Camada, no. Ahora ya no es un grupo, sino individualidades. Se está desarticulando el sistema de la moda y ahí está la crisis para el que venga con tendencias pautadas. Estamos de a poquito generando nuevos diseñadores. Lo interesante de BAFWeek, o del concurso Semillero que se realiza en este evento, es que genera visibilidad a dos diseñadores por temporada, nada más y nada menos que aquello que en definitiva también hace la escuela Saint Martin?s. Pero, por ejemplo, el joven diseñador Fernando More, que se destacó en el último Semillero-BAF, le hizo la colección a Wanama. Lo mismo la otra ganadora, Aldana Strifezza para Ayres, que le diseñó una pequeña colección. Las marcas apuestan a estos diseñadores que están saliendo a cuentagotas.

-Este año termina su asignación como directora de la carrera. ¿Cuál es su balance?

-Cada director tiene su propia filosofía. Yo instrumenté la mía: mucho diseño de autor, mucha exposición hacia afuera, en BAF, por ejemplo, en el taller de prototipos. También la posibilidad de darle a lo textil un lugar relevante, que de hecho lo tuvo con el premio BrasTex, de Emitex. Le doy mucha importancia a la creatividad, pero también a la relación con la industria. Para que la industria se de cuenta de que necesita de los diseñadores.

Por Karen Kim


Cátedras y estilos

Son seis las cátedras de Diseño de Indumentaria y cuatro las de Diseño Textil, de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la UBA, y cada una tiene estilos y filosofías particulares.

* Andrea Saltzman fue una de las primeras arquitectas que tuvo su cátedra en la carrera, cuando ni siquiera existían los diseñadores de indumentaria. Propone pensar al cuerpo como un espacio habitable. El diseño inspirado en el individuo insertado en un universo particular.

* El arquitecto Normando Martin también fue uno de los docentes pioneros. El único que posee una cátedra en cada orientación. Con un lineamiento más cercano al producto comercial, pero manteniendo la necesidad del diseño como discurso y satisfaciendo las necesidades funcionales.

* La diseñadora de indumentaria Verónica Fiorini y la diseñadora textil Marisa Camargo dicen con orgullo ser las jefas de las primeras cátedras conformadas por graduados. Ambas se orientan también al producto comercial, pero marcando la coherencia entre mensaje y objeto diseñado.

* Gabriela Nirino es heredera académica de la artista Gracia Cutuli. Su cátedra tiene un perfil más cercano al arte textil, donde las técnicas manuales y materiales experimentales se mezclan con tecnologías industriales.

* Los diseños de la cátedra de Jorge Moragues son fácilmente reconocibles por su ardua experimentación tanto morfológica como de materiales, donde las siluetas se vuelven dramáticas.

* Los trabajos de los alumnos de la cátedra de Rubén Kuc se caracterizan, en cambio, por la elegancia de lo simple, sin dejar de lado la creatividad.

* La cátedra de diseño textil de Clara Izza tiene una marcada orientación hacia el rol del diseñador en la industria, sin dejar de lado la intención comunicacional.

* Y la más reciente de las cátedras de indumentaria, la de Rupert Brocher , propone conjugar el histrionismo plástico del vestuario escénico con la funcionalidad de la indumentaria urbana.

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viernes, 23 de octubre de 2009

Pasarela Palermo

23/10/2009 para Trendxchange

Un desfile en el Abasto reunió los trabajos de los 45 estudiantes más destacados de Diseño de Modas la UP elegidos por sus profesores

Empresarios, estudiantes, familiares, amigos y periodistas se agolpan de noche en un rincón del Abasto. La Universidad de Palermo presentó el 22 de octubre, por primera vez, Pasarela Palermo, un desfile organizado para difundir en el circuito del diseño a los mejores trabajos del primer cuatrimestre del ciclo lectivo 2009 de la carrera de Diseño de Modas. Fueron seleccionados de Moda Palermo, el evento que organiza la institución al finalizar cada mitad de año, en donde todos los alumnos deben presentar sus diseños a manera de examen final.

Presentado por el docente e historiador Claudio Martínez, cuarenta y cinco trabajos se subieron a la pasarela. Distintos niveles, rubros y cátedras se fueron intercalando. Con estilismos muy cuidados, se observó una notoria inversión en producción por parte de la universidad y de los mismos alumnos.

Es admirable la diversidad de rubros con la que trabajan las distintas cátedras. Por ejemplo, el caso de Mara Mrozczek, de la cátedra de Cecilia Otero, que presentó un conjunto de ropa interior inspirada en el punk del siglo XXI y tomó como punto de partida a las zapatillas Converse All Star. La docente Marisa Schenone propuso un ejercicio de trajes de baño con lineamientos históricos, bajados a producto: Carla Di Domenico propuso un dos piezas con tintes de pin-up latina, Julia Kim imaginó qué se pondrían los miembros de la corte francesa del Rococó si se hubiesen metido al mar y Susana Albarenque pensó en el Hawaii de los años 50.

También la indumentaria masculina tuvo lugar en la pasarela. La prestigiosa cátedra de Gustavo Lento presentó, entre otras cosas, colecciones para hombres en donde la sastrería siempre es un punto fuerte. Entre ellos se destaca el trabajo de Josefina Varela, con una impronta melancólica y lúdica. Bermudas intervenidas con recursos como alforzas, tablas encontradas, recortes en estampados tipo Liberty, acompañadas con camisas bicolores en tonos pasteles, y terceras pieles en tweed y escocés.

La alta noche tuvo su momento. La cátedra de Claudia Barbera mostró prototipos de vestidos de novia. El de Cecilia Hernández Muñoz, con una silueta de principios de siglo XX y la conjugación de texturas, recordó a aquel vestido Delfos de Fortuny.

La docente Eugenia Aryan asignó un tema y un diseñador para que los estudiantes propusieran líneas de alta costura, vanguardia y urbana. Una de sus alumnas, Romina Arce, tomó como tema al Freak Show y a Alexander McQueen. El resultado fue un vestido con la característica silueta insinuante exagerada del diseñador británico, armado con materiales poco convencionales, como pelotas de goma, polar y pintura en aerosol, logrando generar una deformación del cuerpo y su textura.

Además hubo trabajos de corte más experimental. Lucía Centurión, de la cátedra Lento, mostró una prenda de textura y estructura orgánica, con una interesante silueta proyectada en la espalda, que recordaba a algún habitante de la naturaleza. La cátedra de Laura Valoppi propuso prendas que con gran trabajo de texturas, en donde se combinan diferentes estampados generando siluetas evasée. Se destacó el trabajo de Mariana Rodas, con una inspiración étnica, como de Europa del Este, resaltado por un estilismo de muñeca antigua.

Uno de los puntos fuertes que promociona la Universidad de Palermo son las Cátedras de Autor. La posibilidad de aprender la metodología y lineamiento estético de diseñadores consagrados del circuito local.

En el caso de los diseñadores Gustavo Calandra y Claudio Hock, de la etiqueta Calandra-Hock, la consigna fue realizar prendas de noche. El caso más interesante fue el de Diego Labrin Ladrón de Guevara, que presentó un vestido de cóctel con una interacción entre moldería y estampa de rayas que generaba un juego óptico.

Marcelo Senra mostró el trabajo de sus alumnos Florencia Bertora, Matías Fedele y Milagros Carrara, que en sus trabajos reflejaron una fuerte impronta del diseñador, la cual incluye texturas artesanales, la explosión de color de su última colección y la temática autóctona.

Los alumnos de la diseñadora textil Ximena González Eliçalde, en cambio, realizaron líneas experimentales en tejido de punto industrial jacquard.

Otro de los diseñadores que ejercen la docencia en la UP es Laura Valenzuela. A diferencia de sus colegas, el trabajo de sus alumnos se despega estilísticamente del de ella. Con mini performance incluida, la propuesta de Dolores Cereceda tomó como tema a una urbanidad pop, casi japonesa. Como resultado se vieron prendas en grises, intervenidas con estampas y contrastadas con detalles en color flúor, de tipologías que evocan a alguna tribu urbana adolescente y con un fuerte tinte citadino, ayudado por un estilismo compuesto por pelucas en corte carré en furiosos colores sintéticos.

Vero Ivaldi, una de las pioneras de las Cátedras de Autor, también acompañó a sus estudiantes. Entre ellos se destacó Patricia Conde, que, siguiendo los recursos morfológicos típicos de la diseñadora, logró una línea mucho más urbana, compuesta por enteritos, vestidos, y faldas de largo modular acotado, acompañados por abrigos livianos, con estampados veraniegos, en contraste a colores más terrosos como el verde militar.

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martes, 8 de septiembre de 2009

Para coleccionar

08/09/2009 para Trendxchange

Las propuestas de Vero Ivaldi, Kostüme y Cecilia Gadea en BAFWeek 09/10

Durante la primera jornada de BAFWeek, Vero Ivaldi volvió a la pasarela local con Escondida. Las luces se prenden y se apagan como flashes, dejando ver a las modelos por sólo unos segundos. Un taconeo rítmico se convierte en el tempo de una canción, de un escondido, baile folklórico argentino. La modelo tiene los ojos vendados y se para sobre una piedra que funciona como pedestal alrededor del cual se ocultarán sus compañeras de juego. La puesta en escena tiene que ver con la idea de la colección: lo oculto, lo simulado. Su característica moldería, fríamente deformada, es aplicada a sacos sastre con piezas que se rebaten simulando una prenda superpuesta, camisas con ejes rotados, vestidos con piezas prolongadas, tan largas que llegan a convertirse en tocados. Mangas balloon, piezas en tejidos contrastantes que salen de los cuellos, solapas corridas de su eje que se alargan en volados, piezas que simulan bolsillos y efectos de dobles prendas. La silueta es recta, el largo es corto, pero la colección no se encuadra en ninguna estación. Por más que los abrigos tengan un papel importante, así como los vestidos en tafetán de seda que sobresalen a través del anaranjado, el único acento de color de una colección en blanco, negro, crudo y gris. Las estampas ópticas y animal en blanco y negro provocan un efecto aún más engañoso en la moldería. Tejidos planos y de punto en puro algodón, telas de tapicería, raso y gasa, acompañados con peinados con reminiscencias medievales, medias negras invernales y ojos tapados con vendas, que al final se convierten en tules que ocultan los rostros de las modelos.

Como de costumbre, Kostüme presentó Colección #18 una línea regida por la geometría y los planos de color. Camila Milessi y Emiliano Blanco evidencian su fuerte inspiración en la Bauhaus, utilizando solo blanco y negro con detalles en coral, telas lisas y porciones de cuadrillé. Lo estricto de las formas llegó hasta el estilismo, con peinados de casco y recogidos casi cilíndricos, acompañados con dos rectángulos negros dibujados sobre los ojos de las modelos, con un aire dark. Escotes en V, literalmente, la figura estrella de la línea. Se ven en espaldas, en la moldería, en la silueta y hasta en la forma en que se mueven los modelos arriba de la pasarela. Vestidos de silueta evasée con superposición de piezas triangulares en distintos colores generan un contraste entre la rigidez de la forma con la fluidez del material. Remerones en tejido de punto con inferiores más estrechos, sobrefaldas que hacen de delantal, recortes de moldería, estampas en las remeras masculinas, polleras con grandes tablas, bermudas con picos en las caderas, todas plasman al rombo y al triángulo como formas de base. Piezas de sastrería liviana para mujer y hombre, camisería con cuellos más cuadrados, que sobre el cuerpo generan una incomodidad de exceso de tejido que se vuelve interesante. Viscosa, algodón, seda natural, voile y el lino se utilizan en bermudas, vestidos, camisas, faldas y remeras, que combinan con los zapatos de Lucrecia Vivot, con una capellada de flecos blanca sobre un negro, como los de golf. Las protagonistas de la línea masculina son las remeras de moldería no convencional. Siluetas cuadradas y oversized, mangas integradas al cuerpo que dan la sensación de alerones y recortes que repiten la V sobre el cuerpo.

La femineidad romántica sin caer en el cliché. Cecilia Gadea propone vestidos en materiales delicados y texturas que con un origen conceptual más bien duro y técnico, dan como resultado una suavidad y delicadeza muy rica. El calado láser y el bordado, dos técnicas típicas de la diseñadora, se repiten en vestidos, cardigans, camisas y prendas urbanas, como camperas y remeras con puños de rib y capuchas. Como hojas de papel que descansan antes de ser encuadernadas, las piezas de tafetán y voile de seda se superponen sobre el cuerpo generando volúmenes que vuelan con el caminar. El motivo del calado imita al picado de las máquinas de bordar y los esquemas de las antiguas revistas de labores. Así logra transformar elementos de procesos artesanales de fabricación en productos terminados con aires de romanticismo nostálgico. Vestidos y faldas de línea ligeramente evasée armadas con tiras de tela. Los escotes en V abiertos en el delantero y profundos en la espalda acompañados por insinuaciones de mangas resaltan lo delicado. Pero la selección de colores no cae en ningún momento en el cliché de los pasteles: celestes tornasolados, azules, verdes, negro, crudo, marrón y violeta en varias tonalidades que también se repiten en los zapatos de Virginia Spagnuolo de la marca Divia. El recurso de la encuadernación se observó a su vez en las carteras de Florencia Herrariz diseñadas para la ocasión, con fuelles como lomos, calados en las tapas y piezas de tela que imitan hojas de papel que se escapan del libro.

martes, 1 de septiembre de 2009

Baf Week, primavera verano 09-10

01/09/2009 para Trenxchange

Reseña de los desfiles de la semana clave de la moda argentina

Asoma una sonrisa al leer el calendario de la última BAFWeek, Primavera/Verano 09-10: la cantidad de diseño de autor se ha multiplicado con respecto a la temporada anterior. Fueron doce los representates del género que participaron de la semana, sobre un total de 19. Marcas de origen y peso internacional no estuvieron presentes en esta oportunidad. Ese sería un primer balance de la maratón de desfiles que se llevó a cabo durante los pasados 19, 20 y 21 de agosto, en su ya tradicional sede de la Rural, organizada por APSA Centros Comerciales, La Rural, Predio Ferial de Buenos Aires y La Nación Eventos.

En cuanto a los showrooms, se observó como mejoría la presencia de dos marcas ya consolidadas: Marcelo Senra y Kostüme, que encuentran en esa forma de exposición una forma de acercar más el producto al público y a los compradores internacionales. Pero aún así, la cantidad de expositores no aumentó (en las últimas dos ediciones no superaron los veinte). Lo que termina interesando a los visitantes en la espera entre desfile y desfile son las promociones en los stands de las marcas que auspician el evento, que no tienen que ver, en la mayoría de los casos, con moda.

La semana (de 3 días) se inauguró extra oficialmente con un desfile externo de la marca A.Y. not dead en la renovada Fundación Proa con una puesta de escena sencilla, aprovechando la arquitectura del lugar. En homenaje al libro de Charles Baudelaires, Las flores del mal es el nombre de la colección diseñada por Noel Romero y Angie Chevallier, tomando dos líneas morfológicas y de estilo definidas. Las flores, con prendas de siluetas más despegadas del cuerpo en lúrex y con estampas abstractas en forma de pinceladas y rayas con paletas florales, acentuadas claro, por los tocados de rosas que eran parte del estilismo. Por otra parte El mal, representado por una línea más rockera de estricto negro, cierres, tejidos con cortes en forma de chapa estampada, cuero, cadenas, estampados neo tribales y una silueta extra adherente. Algunas prendas que rememoran los 90 como tops ultracortos y calzas de largo ciclista. Un maquillaje oscuro tapó la mitad superior del rostro y daba la sensación de que las modelos miraban desde la oscuridad.

El primer desfile del calendario oficial fue el de Nadine Zlotogora. Con sus tintes nostálgicos, eligió como escenario al patio de atrás de la infancia y lo enfatizó con el estilismo: barquitos de papel como sombrero sobre el carré cortito que toda nena lució alguna vez. Vestidos por la rodilla, monos, bermudas y saquitos para la mujer; camisas, bermudas y sastrería para la línea masculina, todo visto a través de un filtro sepia: tintes tostados, beige, verde musgo y blanco. Recursos como volados, botones nacarados, cuellos planos, tablas, pequeños bordados de flores, cuadros combinados con estampas de vaquitas de San Antonio se repiten tanto en la línea femenina, la masculina y la de niñas.

La marca Cook presentó Live and let Love que consta de tres líneas basadas en la tendencia mundial y una de básicos. Una toma de la década del 20 las siluetas lánguidas en contraposición a tejidos rústicos y livianos con estampas de flores en tonos pasteles acompañados con puntillas y galones. Otra se inspira en el estilo marinero con sus típicos colores. Y la tercera parte del grunge, con jeans y chalecos con lavados agresivos y roturas virando a un estilo más rockero.

Loli Molina canta y hace sonar su guitarra mientras Mariana Dappiano expone en la pasarela Aromas, una colección basada en las flores y las especias. Con su ya característica impronta textil, rescata los colores ácidos de las flores como el turquesa, amarillo, verde claro, celeste y naranja, y los contrapone con los colores cálidos de las especias, como los marrones, grises y nude aplicándolos a estampas florales de gran tamaño sobre tejido de punto de viscosa y jacquards de punto con inspiración art nouveau. Vestidos, sastrería, pantalones anchos, faldas y minivestidos con volúmenes generados a través de drapeados de piezas de tamaño exagerado en donde combina estos textiles entre sí y con tejidos planos y de punto de color liso.

Prüne presentó su línea de artículos de cuero con una inspiración étnica con estampas de pitón, anaconda y lagarto en bolsos enormes de mano y cruzados, siguiendo la tendencia vigente hace varias temporadas, combinados con cadenas de metal, sobres de mano acompañados de lentejuelas y lino. Retoma el estilo bohemio y da importancia a los flecos, tachas, plataformas, el formato de zapatos oficial de la temporada, y pequeños chalecos en cueros gastados.

Rapsodia festejó sus 10 años con una puesta en escena de fiesta, con banderines de colores al estilo latinoamericano, a tono con el motivo de la colección. Fiel a sus líneas bohemias, se basó en esos bordados étnicos americanos que tomaron los hippies de los 60, en colores furiosos sobre tejidos claros y livianos. También, detalles de las faldas de las cholas bolivianas, denim de lavados claros, estampados florales en paletas pasteles y superposición de accesorios de tamaño importante en materiales de aspecto artesanal. Todo resaltado por el peinado a lo Frida Kahlo de las modelos.

Otra marca que festejó aniversario fue Paula Cahen D Anvers, con sus 15 años en el mercado. Llama la atención la manera de mostrar sus básicos de siempre: camisas, shorts, sastrería de lino, jeans, remeras de algodón y vestidos, con un estilismo y producción que hacía acordar a las estrellas hollywoodenses. Las modelos lucían maquillaje y peinado desprolijos, accesorios bohemios y una actitud bastante desafiante, como si de jovencitas se tratara, bastante alejado de la realidad de su clienta típica.

Como si se tratase de un recital de rock multitudinario, María Cher mostró una pasarela con luces de leds, humo, instrumentos y una cámara que iba mostrando en simultáneo la puesta en escena en las pantallas. Sucede que María Cher también se volvió más rockera. Mini vestidos, tops, babuchas, blazers, monos, en raso, poplín, gabardinas, gasas con animal print, estampados florales, dorado, rayas, moños, tachas y cadenas que una Debbie Harry de los 80 podría lucir sin problema.

Como continuación de su línea de trabajo, Cora Groppo llegó con Vertebrada, en donde avíos, como cintas, perlas y cordones hacen las veces de esqueleto de la prenda, generando recorrido visuales y efectos en los tejidos que juegan con su rigidez y maleabilidad. Esta vez los recursos se despegan del cuerpo generando en algunos casos como una especie de collar. Respeta su paleta de colores neutros: gris, marrones, beige, blanco y negro. Hay chaquetas de morfología replanteada, bermudas, calzas, suéteres de tejido muy liviano, camperas y remeras en gasa, raso, viscosa, gabardina y cuero. También, sus infaltables vestidos que en esta temporada están estampados con gestos de acuarela y carbonilla agregando al coral como tinte único en su paleta.

La única marca exclusiva de indumentaria masculina fue Grupo 134. Un desfile interactivo en donde los modelos respondían a la proyección de un video en el que el conductor Diego Scott jugaba con un reloj y una radio antigua, y sorteaban a su vez a un velocista que corría por la pasarela. "Somos reales" es el concepto que está detrás de la colección. Proclaman que la suya es ropa con responsabilidad ambiental: no utilizan cuero ni pieles, y los reemplazan por tejidos naturales, pero se han visto prendas en microfibras de poliamida y otras sintéticas. Pantalones de tiros largos, arremangados al estilo sembrador, remeras estampadas y con aplicación de recortes en la moldería, cardigans y sastrería desestructurada para un uso más urbano. Cinturones blancos con tiras que hacían de cadenas fueron los accesorios elegidos.

La marca para adolescentes Como quieres que te quiera resultó un imán de público. Con una impronta romántica, presentaron vestiditos, shorts, faldas amplias y monos, todos cortos y en materiales livianos. Volados, tablas, cuadrillé, estampas florales y moños fueron los recursos utilizados.

El color del trópico fue el protagonista en la pasarela de Marcelo Senra: las modelos tenían los ojos alados como las aves. Continuando su tradición étnica, en esta oportunidad se inspiró en la indumentaria de los aborígenes latinoamericanos, con su ya típico chaguar, estampas tribales en colores vibrantes, ópticos en blanco y negro y florales en colores ácidos. Vestidos en gasa de seda natural, algodón, modal y lino con textura de batik de siluetas amplias y escotes cuadrados. Los accesorios tienen un fuerte protagonismo en carteras tejidas, pecheras de chaguar seco, paja de seda y plumas.

De fondo sonaba una canción de Cocteau Twins y en la pasarela las esculturas de Rocío Coppola colgaban como medusas de plástico. Vicki Otero aterrizó con una colección en donde la sastrería es protagonista. Sacos transformados en delantales, en donde el delantero tiene un largo modular importante, mientras que en la espalda sólo hay una tira de unión. Sacos y vestidos de caderas anchas como guardainfantes, mangas jamón reformuladas, algunas con recortes en los hombros que nunca llegan a cerrarla, vestidos que encierran una silueta cuadrada, faldas cortas pero amplísimas y vestidos de talle alto en una paleta que no sale del crudo, el gris y el negro. Como novedad, pecheras y boleros bordadas con pedrería para ser combinadas con vestidos y así virar su uso hacia la noche.

Wanama se basó en México, con sus típicas prendas: camisolas, blusas y vestidos en tejidos de algodón ultralivianos estampados, bordados artesanal (punto cruz) e industrial, puntillas de algodón, galones y pecheras. También, la cultura Maya se ve a través de las guardas de su cerámica y su indumentaria, aplicadas a trajes de baño, faldas, vestidos y accesorios.

Como broche de oro, el diseñador Martín Churba presentó la nueva colección de Tramando. La idea fue resaltar el valor del trabajo, que hay detrás de la moda: un taller arriba de la pasarela. Un rectista, una sublimadora, una mesa shablón y unas costureras armaban una prenda en vivo mientras las modelos caminaban mostrando la colección con la característica de Churba: vestidos, pantalones, blusas, remeras sublimadas en motivos geométricos y texturas degradadas en colores como el coral, dorado, negro gris, verde y amarillo. Blusas de gasa plisada y lisa con apliques de flores, tiras de jersey multicolor que generan recorridos y prendas confeccionadas totalmente de tiras. Al final del desfile la modelo Cecilia Méndez vistió el vestido que las costureras habían terminado. Como cierre de la semana, una ovación para la gente que está detrás de la materialización de cada prenda.

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martes, 18 de agosto de 2009

Semillero UBA BafWeek

18/08/2009 por Carolina Pierro y Karen Kim para Trendxchange

Fernando More y Aldana Strifezza, ganadores de la última edición


Nueva sangre, nuevas ideas y nuevas puntadas. Fernando More y Aldana Strifezza son los ganadores de la última edición del Semillero UBA BAFWeek, el concurso que premia hace cuatro temporadas a dos tesis de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires con el apoyo de Paseo Alcorta. En esta oportunidad el jurado estuvo compuesto por los diseñadores Camila Milessi, de Kostüme, Marcelo Senra y Vicki Otero. Los ganadores debutaron en la pasarela de la edición primavera-verano 09/10 de la BAFWeek.


-¿Cuál fue el punto de partida de sus colecciones?
Fernando More: -Antes de empezar el ciclo lectivo del 2008 buscaba imágenes, sacaba fotos, escribía cosas. Me interesa el tema de la corsetería, tanto en el hombre como en la mujer. A partir de ahí pensé cómo actualizarlo, tal vez desde el lado ortopédico; cómo se mantiene rígido al cuerpo, y proporcionar comodidad; ceñir el cuerpo y permitirle movimiento. Respetando la materialidad y los recursos, experimenté, por ejemplo, con fajas ortopédicas en camisas. Partí, entonces, de la corsetería y la fusión entre lo femenino y lo masculino. No la pensé como una colección para alguien en concreto, sino que hice lo que siempre quise hacer. Yo tengo un tema, casi una obsesión, con la perfección. Tiene que ver también con la sastrería. Trabajé con el tema del reciclaje. En la carrera siempre fuimos a ferias de cosas usadas y antiguas, y no entiendo cómo alguien puede pensar que un traje genial no lo va a usar más. Es volver a eso, a lo que la gente deshecha, repensarlo y usar ese traje que, al ser algo ya armado, te aporta pautas de construcción, que se mezclan con estampas, contenedores, pensando más en la funcionalidad de un modo urbano.

Aldana Strifezza: -A partir de unas lecturas y unos sueños empecé a investigar. Traté de volcar todo lo que fui aprendiendo durante la carrera. Lo vi también, no como un cierre, sino como una posibilidad de experimentar todas esas formas, morfologías y estructuras portantes. Junté todo eso sin pensar en el mercado, permitiéndome jugar con las formas, experimentar con las texturas, intervenir con estampas, buscando recursos, trabajando sobre el maniquí. De ahí saqué fotos, y con las imágenes en la computadora fui armando nuevas formas y nuevos rectores.

-¿Cómo llegaron a las cátedras de Diseño de Indumentaria?
F.M.: -Yo siempre supe que quería estudiar esto, pero nunca supe por qué. Vengo de Ezeiza, casi un pueblo. Me anoté en la carrera y no tenía ni la menor idea de lo que era. Creo que tuve suerte de elegir bien, lo mismo con las cátedras. Hice los tres años en Saltzman y me encantó porque pasamos por varios campos de las disciplinas artísticas; ella tiene su impronta teatral, de danza y video. Te da todo un bagaje más allá de manejar perfectamente la morfología o limitarte a lo que es la indumentaria.
A.S.: -Elegí la cátedra Moragues porque me encanta. Para mí, si partís del dibujo no llegás a esto. Yo llegué a este resultado gracias a que tuve toda esta experimentación con la tela. Por ejemplo, estoy trabajando con este cuero sin terminar, porque me gusta pintarlo, intervenirlo y que tenga distintos matices, algo como mucho más experimental.
F.M.: -Por eso está bueno valerse de todos los recursos que uno tiene.

-¿Cómo fue la experiencia de la cursada del último año a nivel grupal?
F.M.: -Bastante buena. Éramos un grupo de amigos y nos corregíamos entre nosotros. El tema de la tesis es 50% de nervios y crisis, y 50% de hacer; si compartís la crisis con todo el mundo es mejor. La consigna era diseñar una colección con tres líneas. En el Semillero se presentan diez conjuntos.

-¿Qué expectativas tenían respecto de BAF?
F. M.: -Ser conocido. La verdad que yo no vi mucho del BAF, ni del Semillero en particular. No conozco a todos los que ganaron, ni vi sus trabajos. Por eso no sabía bien cómo eran las cosas, sólo lo que hay que hacer.
A. S.: -En pasarela uno muestra la colección que hizo, lo que quiere expresar. Todas las sensaciones con las telas, texturas, terminaciones, estampas. Se sabe que es la posibilidad de mostrar todo lo que uno hizo. El hecho de llevar atrás el nombre Semillero UBA te permite jugar un poco.
F.M.: -Nos decía Susana Saulquin que no estábamos atados de manos y pies por el mercado.
A.S.: -Lo bueno era que los diseñadores vieran la capacidad que uno tiene. Obviamente yo no tengo la posibilidad de abrirme una marca mañana.

-¿Cómo vivieron el proceso de selección?
A.S.: -La cátedra elige dos finalistas para verano y dos para invierno; de las seis cátedras se presentaron esta vez sólo cuatro. Después de ver el trabajo de los ocho seleccionados, llaman a cinco a una entrevista a defender la colección: explicar la propuesta, la elección de avíos, materialidades y todo lo que habíamos hecho. En mi caso hubo preguntas de realización, moldería y me preguntaron si tenía taller. Hay cosas que son difíciles de explicar porque ya son sistemáticas.
F.M.: -En mi caso no lo sentí así. Obviamente que estaba súper nervioso. Lo que pasa es que yo para hablar soy bastante torpe: me expreso mucho más con una foto o mostrando mi proyecto, por eso necesito tener las láminas para hablar.

-¿Están trabajando para alguna marca?
F. M: -No. Me encantaría tener algo propio. Para mí el concurso es importante para que la gente vea lo que hago. Siempre digo que soy lo que hago: soy estas fotos, soy la ropa... O sea, permitir que tanta gente vea cómo soy es una buena oportunidad.
A.S.: -Sí, me gustaría a futuro tener mi marca, poder hacer mis cosas, tengo mil ideas de accesorios, bolsos. Lo que sí creo que uno también estudia en una universidad pública, y tiene que estar aquel que va para poder aprender y lograr lo que quiere, ya sea abrir su marca o después continuarlo en vestuario o el camino que quiera, pero también está bueno que haya un mercado donde nosotros podamos servir como diseñadores, porque tenemos todo esto de lo experimental y nuevas propuestas, pero también tenemos la parte técnica y de entrenamiento en todo lo que son colecciones.

-¿Ven nuevas camadas de diseñadores?
F.M.: -Hay, pero con proyectos más chiquitos. Muchos tienen sus remeras, sus accesorios, lo cual está muy bueno porque hacen especies de eventos: se juntan en un bar, tocan bandas y venden sus cosas. También se valen de las nuevas tecnologías. Hoy en día la gente te conoce más por Facebook que por otra cosa, entonces uno tiene que poder manejar bien esas herramientas.


Desfile

Los ganadores del concurso Semillero UBA BAFWeek fueron los encargados de abrir la pasarela durante la última jornada de la semana. Fernando More mostró un fragmento de La ira, el perdón y la ausencia: indumentaria masculina que parte de sastrería reciclada mezclada con remeras, estampas y recursos de la indumentaria ortopédica como las fajas y las ballenas. El resultado: una imagen que hacía recordar a los niños de los años 40, pero dramáticamente reprimidos a través de instrumentos de contención. En cambio Aldana Strifezza, con su Distorsión, presentó una serie de vestidos y conjuntos en estrictos blanco y gris muy claro, con una silueta mucho más experimental; sucesión de elementos que dibujaban ejes modificados, cuellos y mangas en macro escala y texturas realizadas a partir de elementos no convencionales como clavos y pequeños frascos de perfumes y cuero intervenido.

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viernes, 14 de agosto de 2009

Estudiantes con marca registrada

14/08/2009 por Carolina Pierro y Karen Kim para Trendxchange

Proyectos productivos que nacen en las aulas


Para los que piensan que después del 2001 no surgieron nuevos talentos, cuatro ejemplos de flamantes proyectos. Todos nacidos en las aulas taller de la FADU, hijos de jóvenes diseñadores, hoy emprendedores que se abren paso y crecen a su propio ritmo. Confesiones, testimonios, anécdotas, técnicas. Y tiempo al tiempo...


Verdugo

Surge en 2006, de trabajos en equipo para la materia Diseño. María Luz Rodríguez, Martina Goobar y Nicolás Guastavino tuvieron la iniciativa de desarrollar un proyecto juntos, por la necesidad de llevar a producto las ideas, estéticas y gustos similares. La carrera jugó un rol muy importante. Por un lado, con respecto a lo tecnológico y productivo: el armado de fichas técnicas, el conocimiento de los materiales, sus propiedades, limitaciones y los avíos adecuados. En relación con el marketing y branding, brindó herramientas para generar una marca coherente, desde el nombre, el logo, la tipografía y el sitio.
Debido a la carga horaria de la carrera, desarrollaron bolsos y accesorios, que no necesitan progresión de talles, ni amplia variedad morfológica, y tienen un proceso productivo más acotado. Variando materias primas, colores, avíos y estampas, generan variedad de productos. Con una pequeña inversión desarrollaron la primera colección, que apuntaba un usuario unisex, para ampliar el margen de ganancias. Así, la idea fue que cada colección financiara a la siguiente generando una marca autosuficiente. Hoy, y a diferencia de las dos primeras colecciones donde utilizaron telas ya estampadas, Verdugo incursiona en el estampado artesanal, valiéndose de las posibilidades que otorga el denim. La producción es acotada. Son productos más artesanales y valorados por el cliente. En el futuro, Verdugo espera ampliar su gama de productos, ofreciendo pequeñas series de prendas y accesorios, y más adelante, colecciones por temporada.


Descartes

Tienda Descartes nació como proyecto final de la carrera de Diseño Textil de Antonela Del Vecchio. Comparte con Trendxchange su proceso: "El emprendimiento no nació concientemente. Durante la carrera me dediqué a aprender al máximo y aprovechar cada trabajo que se presentaba como un desafío a mis propios esquemas y a mi forma de concebir el diseño. Cada cosa aportó una nueva visión. No puedo negar que mientras estaba cursando sentía que lo único que trataban de hacer era cortar toda mi inspiración y grandes ideas y enlatarlas en lo que a los profesores les gustaba. No tardé mucho en darme cuenta de que lo que estaban tratando de hacer era darme herramientas para cuando llegara el momento de diseñar por mi cuenta propia".
"Con Tienda Descartes uní dos pasiones que tengo: el diseño y el reciclado. Diseño a partir de la materia prima (lo que para otro sería descarte) y su materialidad. La estética es muy urbana, las estampas en su mayoría están inspiradas en señales de tránsito, fotos de ciudades e imágenes ferroviarias, para trasmitir la idea del re-uso dentro de la ciudad misma. Genero todo tipo de objetos contenedores. Son únicos porque lo materiales descartados son siempre diferentes. Quiero cambiar la idea sobre lo que se considera útil y lo que se considera inútil. En un mundo cada vez más descartable, Tienda Descartes colabora en la creación de conciencia ecológica. Convertir lo `desechable´ en algo útil; dignificar a través del diseño".
Comprende dos líneas. Casa: pantuflas hechas con descartes de cuellos de punto y suela de cuero, gorras de baño, blocks realizados con fotocopias y sets de contenedores plegables. Urbano: portalibros/ portacuadernos de cuero o cuerina, ecobags o bolsas tipo camiseta plegables para llevar en la cartera, bolsos de lona para hacer las compras y decirle no al polietileno, fundas para laptop y portacámaras estampadas. Para verlos, están en Thames 1916, Palermo.


Me contó un pajarito

Con un perfil mucho más comercial y con un negocio ya consolidado, las chicas de Me contó un pajarito diseñan trajes de baño para niños desde el año 2007. Mientras cursaban el tercer año de la carrera, Belén Cassina, Laura Bella y Lucila Torres, amigas y compañeras de facultad, investigaron el mercado y aunaron experiencias laborales para decidirse por este rubro poco explotado. "Ofrecemos distintas líneas, cada una con una estética diferente. La idea es que los chicos puedan elegir cuál es su estilo. Los productos tienen un valor agregado, que es un packaging, accesorios y calcos", comenta Belén.
Para crear su negocio, implementaron todo lo que aprendieron en la FADU, pero sienten que no fue suficiente. "Lo que se estudia es muy básico. En cuanto a producto la facultad nos ayudó en un cien por cien, pero a la hora de las ventas, comercialización, producción y logística, tuvimos que capacitarnos con cursos de emprendedores y preguntar a la gente con experiencia en negocios. La facultad te da la teoría, pero la práctica es mucho más compleja. Cambió mucho la forma de entender los trabajos prácticos cuando empezamos a aplicar los conocimientos adquiridos en nuestro proyecto. Armamos solas nuestro sistema de trabajo, según lo que los talleres demandan, sus tiempos y su forma de trabajar". Las chicas distribuyen sus productos en tiendas de Capital Federal e interior del país. De a poco, comienzan a exportar a Israel y Estados Unidos. Actualmente están planeando lanzar una línea de indumentaria para invierno y tienen como meta muy cercana abrir su propio local.


Silli Sissi

"El vestido es alegre, una lo elige y sos otra, porque es una prenda que te viste entera", dicen Victoria Molina e Inés Elizalde sobre las prendas que diseñan para Silli Sissi. En el verano de 2008 empezaron a pensarlos: "No hay uno igual a otro, únicos y atemporales debido al uso de materiales no del todo convencionales para la fabricación de vestidos y la combinación de colores que no sigue las tendencias." Con el tiempo, este carácter de prenda única hizo fortalecer un aspecto inesperado de la marca, los vestidos de novia y fiesta.
Encuentran en esta tipología la libertad de aplicar prácticamente cualquiera de los conocimientos aprendidos en la materia Diseño: "Los vestidos nos permiten conjugar muchas cosas que nos gustan, como colores, texturas y formas". Pero además el hecho de que Victoria trabaje en una marca de ropa e Inés en vestuario teatral aporta diferentes datos y miradas a la hora de diseñar. En la última temporada de invierno incluyeron a su colección una línea de vestidos íntegramente tejidos industrialmente y planean ampliar la línea de fiesta. Como la mayoría de estos emprendimientos jóvenes, Silli Sissi sólo se consiguen en showroom y en tiendas seleccionadas.

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martes, 11 de agosto de 2009

Susana Saulquin

11/08/2009 por Carolina Pierro y Karen Kim para Trendxchange

Una charla con la directora de la carrera Diseño de Indumentaria y Textil de la UBA

Susana Saulquin, directora de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, polemiza sobre la carrera, la industria y el mercado local.


-¿Por qué Diseño de Indumentaria y no de Moda?

-Fue mucha la discusión por el nombre. Algunos decían moda, y no: vamos a enfatizar el diseño. Yo siempre insistiendo en que la moda iba a acabar, iba a acabar y qué se yo. El arquitecto Breyer hablaba siempre del indumento. ¿Por qué esa palabra tan fea? Porque es un indumento, porque desde el punto de vista arquitectónico, el espacio y bla... Una cosa es la moda masiva, y que depende de las tendencias, y otra es el diseño. La cuestión era diseño de qué. Después de dos meses de discutir, quedó de Indumentaria. La FADU avanzó con este término que se impuso en toda Latinoamérica.

-¿Cómo evolucionó la carrera en estos 20 años?

-En el año 86, dos años antes de la creación de la carrera, me llamaron de la FADU para que diera una charla en una cátedra de la facultad de Diseño Gráfico. Se alborotó todo el mundo cuando planteé el tema. Era la primera vez que se hablaba de diseño de indumentaria. Inmediatamente me llamaron de la facultad, hubo una reunión. Se sumó el hecho de que el Gobierno Italiano estaba dando unos créditos a PyMes locales que no tuvieran diseño. Entonces, Carmen Córdoba, en ese momento secretaria académica y después decana, dijo: "Hay que hacer una carrera".

-¿En qué quedaron las propuestas de reformas del Foro Académico 2006?

-Todavía no se llevaron a cabo. Yo dije: qué bueno tener la posibilidad de reestructurar las materias, 20 años después. También pedí pasar Sociología, para que los chicos tuvieran las historias antes. Nadie me hizo caso. Ahí quedó, en standbye. Puede ser por decisión política, porque es mucho trabajo, y hay que conseguir o derivar presupuesto de otras cosas a la currícula. Los cambios eran bárbaros, y agregábamos un año más porque ¿qué pasa? Nuestra carrera tiene dos mil y pico de horas, y con eso no se puede acceder a posgrados. Con cinco años sería bien sólida la carrera. Tintorería y estampado, ¿sabés cómo tendría que estar obligatoria esa materia? Un desastre. Pero bueno, ya te digo lo que pasó estructuralmente. En su comienzo hubo prejuicios, gente que no sabía mucho del tema. Recién ahora está cambiando eso. Decían que moldería era corte y confección, de modistas. No había forma de hacerles entender que así como la materia Estructuras está en Arquitectura, para poder trabajar las morfologías es necesario saber de estructura de prendas, de moldería.

-¿Qué harías si tuvieras más tiempo como directora de la carrera?

-Me dedicaría nada más que a enfatizar la necesidad de poner un año más. Agregaría tres molderías: Moldería, Morfología y Fundamentos Geométricos del Modelaje, materias estructurales que acompañen a los tres Diseños. Después podría haber Psicología o Semiología de los signos. Estampería y tintorería tendrían que ser obligatorias y tener su taller, son fundamentales.

-¿Cómo se integra la carrera con otras disciplinas?

-Podría estar diciendo todo pour la gallerie, para quedar bien. Pero yo te digo la verdad: nunca se pudo hacer. Había un proyecto que se llamaba PIA, Proyecto de Integración Académica, en el cual trabajamos como tres años en los 90 para logar la integración de todos los diseños. Nunca se pudo, porque hay un fuerte rechazo de Arquitectura. Pero no pueden echarnos porque estamos bien enquistados ahí. Entonces se trabajó mucho en común, con materias que pudieran ser horizontales, aunque después se notó que había problemas; las especificidades son muy distintas. Se hace con las electivas y siempre se habló de abrirse hacia Arte o Economía. El tema es que nosotros no vamos; la FADU es un poco soberbia. Yo creo que con los posgrados se va lograr.

-¿Cómo ayuda la FADU en la inserción de sus diseñadores en el mercado?

-Estamos tratando de ver como darles visibilidad a los chicos. Erróneamente pensé que llegaría por Semillero, que iba a ser más dinámico. Pero quizás es demasiado conceptual. La idea es que se presenten cosas nuevas, con originalidad y diseño, con morfologías y conceptos claros; darles a los ganadores de Semillero UBA un empujón.

-¿Qué pasa con los ganadores de Semillero?

-Daniel Turner, uno de los primeros ganadores, es muy genial, y tendría que estar ocupando los nuevos espacios. Lo que pasa es que tiene que haber toda una estructura, como hacen en Inglaterra. A la Argentina le faltan empresarios. No entienden, nadie entiende nada. Esa es la verdad. Hay comerciantes, no empresario con planificación para el futuro. Falla el sistema acá, directamente. Las individualidades son geniales, ese es el grave problema. Hay muchos celos, envidias, soberbia y egocentrismo. No así en Colombia ni en Brasil. Estamos paveando, perdiendo la posibilidad y nuestras ventajas comparativas que son el diseño y la creatividad. Somos creativos, insoportables, pero creativos.

-Una predicción...

-Cuando apareció el picudo hace años, que por algo aparece una plaga, yo propuse al algodón orgánico. A lo que me contestaron: vos estás loca, que voy a andar gastando en esa porquería. Empezó la plaga y yo, que voy a la fundación ProTejer porque la dirección de la UBA tiene un asiento, escucho sobre el picudo y, aunque no soy mala, por adentro de mi corazón dije: "y se les va a comer todo. Avanza, y no se han abierto al algodón orgánico". Es caro, pero si la Universidad de La Rioja lo empezó a hacer, la de San Juan también y ahí se quedó, es porque nadie da apoyo. No tienen esa visión empresarial, no planifican. El algodón no es el material del siglo XXI, no lo es. Lo va a ser la lana, otros tipos de materiales. Tiene que ser la gente joven la que realmente cambie el proyecto de la Argentina.

-¿Qué va a venir?

-Yo siempre pienso en el futuro, en lo que va a venir. Resulta que estaba de viaje en Islandia y, un día nublado salgo a caminar. Llovía. En Reykiavik hay 30000 personas, no hay nadie nunca por la calle, no hay autos, está todo vacío. Caminando por el borde de un lago enorme digo, haciéndome la mística: ¿Por qué no me bajan ideas de lo que va a venir? ¿Qué va a pasar? Entonces en ese momento me agarra un miedo. Se oscurece todo y aparece una cosa que me envuelve, un viento. Nunca en mi vida me había pasado una cosa así. Porque soy muy racional. Me envolvió como un torbellino y empecé a correr. Un huracán chiquitito me envolvía. Una cosa rarísima y dije ¿Qué pregunté? Empiezo a correr como loca muerta de miedo. Yo pensé que me iban a bajar ideas. Entonces miro para el lago, y había un arco iris increíble sobre el lago y dije: "bueno, está bien. Puede ser que después de la debacle va a haber un arco iris". No me lo voy a olvidar nunca más; no voy a preguntar nunca más. Muy loco todo eso, pero divertido.

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viernes, 7 de agosto de 2009

Generación 2001

07/08/2009 por Carolina Pierro y Karen Kim para Trendxchange

Triunfadores en la adversidad formados por la UBA

A partir de la hipótesis "toda crisis es motor de cambios", consultamos a diseñadores de la generación 2001 salidos de las aulas de la UBA. Una retrospectiva y una visión a futuro. Cuatro referentes, cuatro preguntas y muchas respuestas.


-Considerando a la FADU como laboratorio de experimentación, ¿cómo fue pasar de crear prendas conceptualmente extremas a productos factibles de funcionar dentro del mercado, del prototipo único a la producción industrial?

Vicki Otero: -Eso es algo que se va dando naturalmente cuando esto se transforma en un medio de vida. Mis primeras colecciones eran mucho más conceptuales, pero a medida en que las prendas quedaban colgadas en el perchero y no salían, pensaba: ¿para quién lo hago si no se vende? ¿cómo sigo adelante? No hay otra manera.... Hoy trabajo mucho contemplando la necesidad del consumidor, buscando el equilibrio entre el concepto y lo comercial......y creo que hoy puedo retomar el camino de la experimentación desde otro lugar. Creo que el posicionamiento y la identidad que adquirió mi marca desde que comenzó hoy me permite vender prendas más jugadas.

Mariana Dappiano: -Pasa por la maduración de uno como profesional. Empezar a disfrutar también de que la gente use nuestros diseños y los disfrute. Además, entender esto como un negocio que tiene que seguir funcionando para poder seguir experimentando. Trabajar para empresas antes de lanzarse como diseñador independiente permite una prueba y error de productos, y también estar acompañados en el proceso por gente con más experiencia.

Pablo Ramírez: -En mi caso, lo primero que hice fue trabajar durante siete años como diseñador en el departamento de producto de diferentes marcas, así que fue muy natural el "aterrizaje forzoso".

Hermanos Estebecorena: -Es un gran aprendizaje ver qué es lo que quiere la gente. Creo que el paso es hacer lo que uno quiere decir y poder escuchar qué es lo que la gente quiere decir. Después empezás a trabajar en el diálogo. Pero primero está esa one way communication, que necesariamente tiene que evolucionar en un equilibrio de propuesta y atención.


-¿Qué aspectos diferenciales hicieron que su generación de diseñadores no sólo consolidara, sino también creara un mercado local para el diseño de autor?

V.O.: -Principalmente creo que cada uno hizo lo suyo sin mirar hacia afuera. Mostrarnos en la misma plataforma nos dio el marco de diseñadores de autor, y sobre todo seguimos adelante con nuestros proyectos, a pesar de todas las adversidades.....
M.D.: -Una facultad de diseño controvertida, experimental y de poca gente nos forjó como emprendedores. Empresas que creyeron en nosotros nos ayudaron a dar los primeros pasos. Y un mercado vacío de propuesta nos dio lugar a crecer como alternativa en el 2001 a las marcas que no tenían producto o cerraban. Nosotros no teníamos nada para perder y avanzamos.
P.R.: -Primero, todo era nuevo. Había mucha avidez de hacer, de saber; no había información como hay ahora, así que todo era una gran incógnita además de un terreno fértil. La carrera era nueva, y nuestros docentes no tenían una experiencia muy certera o probada en esto. No había un "pasado", sino que todos venían de otras ramas del diseño o del arte. Estaban aproximados a la moda, pero concretamente, el camino que luego empezamos a recorrer docentes y alumnos fue algo verdaderamente nuevo. Por otro lado, fueron la realidad económica y nuestra capacidad de adaptación las que generaron el movimiento del diseño de autor.
H.E.: -Creo que ser los primeros universitarios en hacer diseño de indumentaria fue bastante importante. No había otros haciéndolo y lo empezamos como lo creíamos mejor. Por ahí si alguien hubiera estado antes, lo hecho previamente hubiera condicionado nuestro comienzo. Fue un poco inconsciente, a las dos semanas de abrir nuestro local teníamos a los periodistas de Spruce, de Wallpaper, queriendo fotografiar lo que hacíamos y saber de nuestra historia. La crisis del 2001 hizo que el público en general que estaba acostumbrado a comprar importado o ir al exterior a comprar marcas extranjeras se encontrara ante un cambio. Fue como un momento de tocar fondo y ver qué había en el inventario. La gente encontró opciones locales que eran competitivas, reconocidas internacionalmente, y por sobre todo eran propuestas que tenían mucho que ver con ellos mismos, que estaban pensadas para ellos. La atención de la prensa local ayudó mucho en todo esto y fue muy importante. Las grandes marcas estaban en baja y dejaron un espacio para que otros pudieran crecer. Tuvimos la vocación emprendedora, ganas de hacer nuestros propios proyectos. Esto transformó al barrio de Palermo (hasta ese momento un barrio de talleres mecánicos) en un destino turístico internacional. Palermo no tenía nada que lo relacionara con el diseño, la gastronomía gourmet o los hoteles boutique. Es el trabajo de hormiga de diseñadores, restaurantes y hoteleros que cambió en cinco años un barrio sin ningún antecedente de sofisticación o diseño, agregándole un enorme valor y propiciando buenos negocios. Hoy, en vez de proteger este valor tan reconocido internacionalmente, se lo bastardea con cualquier propuesta que no engaña a la clientela internacional, sino que la ahuyenta o defrauda.


-¿Ven una nueva generación de diseñadores?
V.O.: -Estarán escondidos... En la UBA vi trabajos muy buenos de los egresados. Pero después no pasa nada... Es algo que me pregunto bastante últimamente...
M.D.: -Sí, tímida, pero creo que en unos años se comenzará a consolidar.
P.R.: -Creo que hay una gran confusión, producto de los medios de comunicación y este "exceso de información". Las nuevas generaciones ven en esta carrera una "salida", y yo creo que esto es una gran problemática, donde la única solución es trabajar, luchar y seguir para adelante. Esto es un trabajo, no es la gloria. Pareciera que las nuevas generaciones sólo esperan el "reconocimiento" y nadie está dispuesto al sacrificio. Se está perdiendo la cultura del trabajo en pos de la fama.
H.E.: -No estamos muy informados al respecto. Nuestro trabajo nos tiene muy concentrados en lo que hacemos. En septiembre vamos a ir a Rooms en Tokio invitados por la Cancillería y compartiremos el lugar con algunos nombres nuevos, vamos a ver cómo son allí.


-¿Qué cualidades necesitan los diseñadores emergentes hoy para hacerse un lugar?
M.D.: -Profesionalismo, calidad y buenas ideas.
P.R.: -La más importante es tener mucha capacidad de trabajo, de entrega. Yo creo que el objetivo tiene que ser éste. Que lo otro si llega, llega después, y es sólo el resultado de todo lo anterior. En definitiva: dejar de lado la especulación.
H.E.: -Generar una identidad propia, una propuesta que sea competitiva y desarrollar un producto de calidad inobjetable. Tiene que haber algo de diseño para ser vendido y estar bien hecho, eso es lo primero. Creo que después hay mucho de gestión y administración que de no ser atendido, hace fracasar muchos proyectos. Hay que atender a la Musa y al plan, y que salga bien.

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lunes, 25 de mayo de 2009

Diseño de autor

25/05/2009 para Trendxchange

Nuevas colecciones de Fabián Zitta, Nadine Zlotogora, María Lizaso, Cecilia Gadea, Araceli Pourcel y Vena Cava, en el Six O´clock Tea

En la pasarela del Six O´clock Tea se vieron por primera vez las nuevas colecciones de Fabián Zitta, Nadine Zlotogora, María Lizaso, Cecilia Gadea, Araceli Pourcel y Vena Cava.

Fabián Zitta mostró sus vestidos de noche con sus procesos textiles característicos: plisados y plegados. Vestidos con grandes volúmenes en mangas y cuellos que rememoran a siluetas barrocas, abalorios, pasamanería y cordones colocados estratégicamente en cuellos, espaldas y hombros, en forma de aplique o como lluvia inspiradas en las etnias tailandesas. También presentó por primera vez su nueva línea masculina: piezas de sastrería en materiales lujosos como rasos y terciopelos con siluetas intervenidas, ya sea por moldería o por el agregado de grandes apliques en los hombros.

Nadine Zlotogora sigue con su línea de trabajo de hace varias temporadas, esta vez con Nadinelandia: paletas sepiados dan la sensación de viejo, casi de vagabundo. Esto es sustentado mejor aún por los recursos de construcción a partir de descartes textiles. Un circo nómada de principio de siglo, gruesos abrigos de patchwork, calzas tejidas, prendas de punto grueso, y estampados de antaño, como Libertys en decadencia.

Lo masculino hecho femenino. María Lizaso homenajeó al frac, jugando con su fractura, llevándola hacia atrás, convirtiéndola en vestido y en chaleco. Vestidos camiseros con pecheras tableadas, otros de líneas simples, todo velado por la dupla del blanco y el negro. Los accesorios aportaron su cuota de color en carteras, cinturones de cuero, y tocados y prendedores formados por cascadas de cintas doradas.

Las tiras y los módulos fueron los protagonistas en las prendas que Cecilia Gadea diseñó especialmente para la ocasión. Tomando como punto de partida a los abanicos y otros objetos articulados, la diseñadora realizó vestidos de silueta evasée a partir de tiras con calados láser que hacían acordar a un encaje antiguo, y tal como los abanicos, las tiras se movían con el caminar de las modelos.

Como niñas sonrojadas, Araceli Pourcel presentó vestidos con su silueta recta y su trabajo de combinación de tejidos y colores característicos. Fueron acompañados por tocados de tela en forma de moños recortados, flores estampadas que rozaban al antifaz.

Las diseñadoras de Vena Cava, de Nueva York, fueron finalistas de la última edición del CFDA/Vogue Fashion Fund, un concurso que premia a jóvenes talentos con capital y la tutela comercial de experimentados diseñadores. Dieron una muestra de su colección Crystalarium, inspirada en las gemas y los cristales, prendas con brillos de todo tipo: faldas con lentejuelas, detalles de tachas en los accesorios y estampados con juegos de luz en su composición. Siluetas anatómicas con acentos de prendas con volumen, como camperas y faldas. Vestidos simples de buena hechura.

Por último hubo una pasada especial haciendo referencia a la crisis económica actual en donde cada uno de los ocho diseñadores presentó un conjunto alegórico a la situación. Creatividad en un cierre inesperado.

martes, 19 de mayo de 2009

Moda a la hora del té

12/05/2009 para Trendxchange

Moda de autor, entre masitas y teteras


Entre masitas y tazas de té, el 19 de mayo último abrió sus puertas la residencia del embajador de la República del Uruguay. Se realizó ahí la novena edición del Six O´clock Tea a beneficio de la Fundación Creando Lazos (que se dedica al trabajo con niños con cáncer dentro del ambiente hospitalario), organizado por Carminne Dodero.

Un evento que rememora aquellas reuniones de antaño en las que los diseñadores invitaban a sus clientas a la presentación de sus colecciones en un ambiente relajado y las agasajaba con un festín de pastelería, cuando la idea de una pasarela era aún inexistente. En esta oportunidad fueron ocho los diseñadores invitados a mostrar sus propuestas en ocho pasadas cada uno.

Mariana Dappiano, Maria Pryor ya habían presentado sus colecciones actuales en la BAFweek y el BAAM respectivamente, pero volvieron a subir a la pasarela. Nadine Zlotogora, María Lizaso, Fabian Zitta, Cecilia Gadea y Araceli Pourcel mostraron por primera vez sus colecciones de la temporada Invierno 2009. El toque internacional llegó con la marca neoyorquina Vena Cava de las diseñadoras Lisa Mayock y Sophie Buhai.

Modelos enfundadas en diseños de autor, que no tuvieron la posibilidad o no estuvieron de acuerdo con participar en las semanas de la moda locales, caminaban entre las mesas mientras las camareras vestidas para la ocasión servían café. Un ambiente de color y distensión, libre de toda etiqueta.

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viernes, 24 de abril de 2009

Bienal de Arte textil

24/04/2009 para TrendXchange

La quinta edición tuvo sede en Buenos Aires

¿Qué es moda y qué es arte cuando tan sólo la presencia de un marco -en lugar de una percha- establece el criterio de la respuesta? En esa delgada línea que más que diferencias marcó encuentros se desarrolló durante abril en la ciudad de Buenos Aires la 5ta Bienal Internacional de Arte Textil, organizado por la World Textile Art Organization (WTA), que realizó versiones anteriores en distintas ciudades de Estados Unidos y América Latina.


Uno de los objetivos principales de esta bienal es la reivindicación, resignificación y promoción de esta disciplina. La experimentación con nuevas técnicas y materiales y la incursión en nuevos soportes son las características de las obras seleccionadas, que se pudieron ver en la sede principal, el Palais de Glace. Pero no se desarrolló sólo ahí. Varias fueron las muestras y actividades complementarias. Por un lado la Bienal en sí, que constó de unas 100 obras seleccionadas por un jurado internacional integrado por Lilian Llanes, Beatrijs Sterk y Gracía Cutuli. Fueron los responsables de elegir a los ganadores: el primer premio fue para A Custodia, de Beatriz Chaaf-Giesser (Alemania), el segundo se lo llevó Black Out, de María Ortega Gálvez (España), y el tercero fue otorgado a Magali-Elisa Sánchez Vera (Uruguay), por la obra Vida mía.

Por otro lado se realizó una exhibición de artistas invitados internacionales y nacionales (curada por Florencia Battiti), entre los cuales se encontraban el diseñador Martín Churba con una instalación en donde se podían sentir, mirar y disfrutar de cerca las texturas de su autoría, una proyección en donde se mostraban las distintas técnicas utilizadas y la descontextualización de prendas y accesorios de su marca Tramando.

También participaron los alumnos de la carrera de Diseño Textil e Indumentaria de la UADE con el Proyecto Untrendy: prendas y accesorios para uso específico en climas extremos para hombre, mujer y chicos, en donde la funcionalidad fue el eje principal del diseño, además del componente estético. Hubo también muestras paralelas en museos, galerías y centros culturales de la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Córdoba, con piezas de arte contemporáneo y del patrimonio nacional. Entre ellos se encontraba Proyecto pieles, la exposición de los trabajos de los alumnos de la cátedra Andrea Saltzman de Diseño de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires, junto con una retrospectiva del trabajo de Martín Churba para Tramando en el Museo de Arquitectura y Diseño. Otra exposición muy visitada fue Los Arcanos en Seda, de Silke, las cartas de tarot en macroescala confeccionadas en seda y con diversas técnicas de teñido, estampado e intervención en el Museo de Arte Decorativo.

En paralelo se realizaron una serie de talleres y conferencias con inscripción previa, cuyos cupos se llenaron semanas antes de comenzada la Bienal. Entre los oradores se encontraban de nuevo Churba, Constanza Martínez y Alicia de Arteaga. En suma, quedó demostrado que lo textil no sólo es industria y producción, sino que también puede ser arte en su forma más pura.


Los interesados en profundizar en el arte textil pueden visitar el Centro Argentino de Arte Textil (CAAT), una asociación civil sin fines de lucro especializada en esta materia. Regularmente tiene exposiciones, seminarios, talleres y mesas redondas. Cuenta con un banco de imágenes que incluye videos y diapositivas, y una cuantiosa biblioteca. Queda en Viamonte 1728 2º E, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Más información, (54 11) 4371-7581 y info@caat.org.ar

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jueves, 9 de abril de 2009

Desfiles escogidos de BAAM

09/04/2009 para TrendXchange

La elegancia según Pryor, Adot, Burstin y Bomparola

En Buenos Aires Alta Moda se destacó María Pryor, con una colección que tomó como punto de partida a la Rusia de los zares, en un imaginario de zarinas danzantes veladas bajo la nieve de la estepa. Las modelos descalzas con polainas gastadas, recogidos como nevados y tocados que hacían recordar a una especie de Scherezade polar se deslizaban y posaban a la manera delicada de los ballets. Colores pasteles, como escarchados, contrastados con otros de carácter más jerárquico, como los terciopelos bordeaux y algunos azules que acentuaban el juego de realeza delicada, como ninfas del frío... como bailarinas.

La tipología dominante fue el corset, estandarte de la diseñadora. Con piezas intrincadas, juegos de dobles prendas, bordados de pequeñas piedras, pasamanería dorada, algunos confeccionados en microtul y organza transparentes, resaltaba el emballenado, metáfora de la fragilidad del cuerpo. Acompañados por pequeñas pero amplias faldas de tul y muselina, formadas por capas de retazos que iban delineando una suerte de tutús con un pequeño miriñaque de soporte.

También aparecieron faldas largas con pequeñas colas, acompañadas por tipologías históricas, como el frac con cuellos y mangas medievales, recorridas por guardas de estilo ruso que rememoraban a un San Petesburgo decorado por Fabergé y plumas que resaltaban la liviandad del cuerpo.


Laurencio Adot, a diferencia de su presentación en la última BAFWeek, en BAAM presentó su línea Casino Royal: alta noche y cóctel atravesados por la máxima opulencia de las chicas Bond de los 70.

Inspirándose en el lujo setentoso de Halston, mostró siluetas de talle princesa que hacían recordar a una Bianca Jagger en Montecarlo con reminiscencias del corte vamp de los 30 de Vionnet, y también en texturas de inspiración natural que se asociaban al Art Nouveau. Todo exacerbado con peinados altos terminados con tocados de plumas de marabú, bijoux de strass resplandeciente y zapatos de un color plata casi espejado.

Vestidos largos y cortos, en satén, chiffon, organza y tul. Todo en seda: el lujo por sobre todas las cosas. Rematados con volados, monos, pedrería y cristales. También se vieron texturas sobre el cuerpo que daban una sensación otoñal, hojas de acanto combinadas con apliques de guipure que le daban un aire de una Belle Epoque casi griega, ayudando a la idea con vestidos de drapeados de peplum.

Negro, plata, peltre, cobre, rojo, bordeaux, azul y verde petróleo. Las pasadas se dividieron en bloques de colores, resaltando el afán del diseñador de vender todo el catálogo de prendas en todos los colores disponibles, cerrando con el blanco: una colección de novias que seguían los lineamientos de la primera parte de la colección. No faltaron las celebridades que tanto gustan al diseñador. En la pasarela se vieron conductoras y actrices de televisión y modelos con nombre propio.


Texturas experimentales aplicadas a la noche

Sylvie Burstin no decepcionó con su línea de vestidos y sastrería. Haciendo hincapié en los textiles, en sus sensaciones, en lo artesanal. La colección se inició con unos chals, faldas y blusas hechos a partir de una suerte de afieltrado de hilos de lana, lúrex y tul, dispuestos de manera irregular pero armoniosa, dibujando ondas sobre un fondo transparente que revelaba la piel de la modelo.

Burstin jugó con el ser y el parecer: texturas realizadas a partir de retazos de muselina deshilachada que en un primer vistazo parecían plumas etéreas, cuellos de abundante tul que hacían de piel, que luego aparecían per ser en otras prendas.

Shibori y plisados, juegos geométricos de estructuras lineares que se chocan, la irregularidad que la seda adquiere bajo el calor. Es en el detalle en donde se ve la mayor riqueza de las prendas. Colores pasteles, blanco y negro combinados en la misma prenda, azul, violeta. La naturaleza también se hizo presente a través de la organicidad de todos los detalles y haciéndose explicita en apliques en forma de flores y hojas.

Evasé, la línea que predominó en vestidos y faldas por arriba de la rodilla, al tobillo y algunos que llegaban al piso, acompañados por piezas de sastrería que aportaba estructura, con detalles que en un principio eran guardas rusas y luego se convertían en tejidos casi nómades, como de una Mongolia de tonos terrosos.


Teñida de negro con pinceladas doradas, la colección de Evangelina Bomparola retomó la austeridad de los años 40 contraponiéndolo con los excesos formales y emocionales de los 80, alegoría de la crisis económica mundial actual. Arpegios es el nombre que eligió para esta temporada, así como también la canción que acompañaba el caminar de las modelos.

Cinturas marcadas, hombros exagerados con volados, faldas pencil, pantalones de tipo babucha, sastrería en brocatos dorado, lame y estampados de leopardo que hacen pensar en el New Look de Dior. Acompañados por tocados con turbantes, rememorando a la mujer de post guerra que nunca perdió la elegancia.

jueves, 2 de abril de 2009

Buenos Aires Alta Moda

Glamour clásico en 20 desfiles

Por Karen Kim

Glamour clásico. Celebridades de ayer y de hoy, diseñadores e industriales: personajes que revalidan temporada tras temporada la elegancia propia de la mujer argentina. Entre el 23 y el 30 de marzo del 2009 se realizó la 30º edición de Buenos Aires Alta Moda en el Sheraton Buenos Aires, organizado por AP Producciones y con la dirección y puesta del legendario Héctor Vidal Rivas. Con 20 desfiles, una semana de la moda caracterizada por mostrar a diseñadores con probada trayectoria en indumentaria de alta noche, pret-a-porter y demi-couture, cuya entrada exclusiva por invitación acota la franja de asistentes a vendedores minoristas, estudiantes y exportadores.


Con puntualidad y buena organización se vieron los desfiles de María Pryor, Teresa Calandra, Laurencio Adot, Susana Ortíz, Verónica de la Canal, Solo Ivanka, Dorina Vidoni, Sylvie Burstin, Evangelina Bomparola y Claudio Cosano. También tuvo su espacio Asunción Fashion Week, con la presentación de Javier Saiach, y hubo representantes también de Moscú Fashion Week. Los egresados de la Escuela Argentina de la Moda también estuvieron en este calendario fashion. Clic aquí para ver las mejores colecciones.

domingo, 8 de marzo de 2009

Lo mejor de BAFWeek otoño-invierno 09

Por Karen Kim

Durante la primera jornada de BAFWeek, Cora Groppo presentó Rococó, en donde recrea las voluptuosidades barrocas a través de tejidos de punto rígidos con costuras y apliques internos (cintas, tubos y bolitas) que de a poco se van manifestando hacia el exterior, dejando de lado el rosa y apelando al marrón, gris, negro y acentos de azul. Remeras, sastrería blanda, calzas con combinación de materiales, pantalones con efectos drapeados y una serie de vestidos con apliques de raso que rememoran volados con resultados lobulares. La combinación de distintos tejidos dentro de no sólo un conjunto, sino de una misma prenda fue resaltada aún más con variaciones de colores. Camperas de cuero con accesos irregulares, terminaciones crudas y piel, suéteres con piezas deconstruidas y piezas que juegan como centros de tensión (nudos, agujeros radiados) que se van repitiendo en algunos pantalones. La novedad de la temporada es el desarrollo de calzado: unas botas cortas con taco chino y punta redondeada, que repitió en todas las pasadas.

Mariana Dappiano mostró su nueva colección tomando como estandarte al tejido de punto. Tejidos diseñados para la línea: crochets con variación de escala, tejidos planos, ligamentos de punto que generan fuertes dibujos en relieve, dibujos en jacquard que asemejan a la esquematización del tejido de punto en versión maxi. Una asimetría envolvente en vestidos de silueta evasée, faldas, sacos tejidos y estampados, recurso que también se repite en las calzas. Mini suéteres con cuellos y mangas con volúmenes modulados, pantalones anchos, accesorios tejidos como bufandas y cuellos; todo pincelado con contrastes de colores fríos y cálidos: distintos grises, azules, rojos, terracotas, mostaza, ocre, y negro. Llama la atención el fuerte contraste entre texturas suaves propias del tejido de punto y las de los acabados brillantes que se repiten en faldas y sacos sastre.

El último desfile de la BAF fue el de Vicki Otero , quien colección tras colección juega de manera tan propia con los parámetros de la sastrería para dar a lugar a reinvenciones morfológicas únicas. En esta oportunidad se pueden ver diferentes tipologías reversionadas: capas, garricks, americanas, así como también faldas, camisas, pantacourts, shorts y vestidos larguísimos. La silueta en general consta de una cintura muy entallada, hombros exagerados, importantísimas mangas jamón (de la época eduardiana) y faldones amplios y rígidos. Los colores son los característicos de Otero: blanco y negro, con toques de azul y gris, estampados monocromáticos y presencia de escoceses rojos, una tendencia fuerte para esta temporada. En cuanto a los materiales se destacan paños, voiles y poplin de algodón en la camisería.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Balance BAFWeek

Por Karen Kim

Otro verano en Buenos Aires. Fin de temporada. Liquidaciones. Nuevas colecciones. Otro BAFWeek y otro punto menos. Aquel origen primigenio del Buenos Aires Fashion Week casi parece haber desaparecido totalmente debajo del peso de las grandes firmas comerciales. Enfatizado, claro, por la crisis económica.

En su edición Otoño/Invierno 2009 llevada a cabo los días 25, 26 y 27 de febrero en el Predio Ferial de Buenos Aires y organizada por APSA Centros Comerciales, La Rural, Predio Ferial de Buenos Aires y Publirevistas, el diseño independiente tuvo un papel mínimo arriba de la pasarela. En 14 desfiles presentados esta vez en una sola pasarela (en ediciones anteriores fueron 3), sólo tres fueron de eso que llaman diseño de autor.

De todo, lo mejor fue Cora Groppo, Mariana Dappiano y Vickiotero (clic acá para ver galerías de fotos y reseñas de los desfiles).


El showroom presentó 30 marcas de diferentes rubros (accesorios, indumentaria masculina, indumentaria femenina y calzados, entre otros) y por lo general, con apenas una incipiente participación en el mercado. Vale destacar marcas como Ana Livni de Uruguay (único expositor extranjero) quien junto a su socio Fernando Escuder presentó una colección con una impronta artesanal centrada en la lana y con prendas de fieltro, parte de su concepto de Moda Lenta; Cosecha Vintage de Ale Gougy, una propuesta que recicla medias de nylon mezclándolos con cintas, puntillas, tejidos como muselinas y punto para generar una nueva impronta romántica.


Mención aparte merece la metamorfosis del carácter del showroom. Se ha perdido esa primera intención (que es la que predomina en otras semanas de la moda) de utilizar el stand como contacto directo con el comprador mayorista, para concreción de negocios y crear contactos con otros mercados. En las últimas ediciones se ha convertido en un shopping mall temporario de venta al público, en donde ni siquiera las condiciones para llevar a cabo ese tipo de actividad fueron las apropiadas.


Como cierre del evento, Martin Churba festejó la inauguración de un nuevo local de su marca Tramando en el Paseo Alcorta con una Procesión Tramando de tintes carnavalescos, batucada, modelos maquilladas con brillos y papel glasé enfundadas lo más festivo de sus colecciones anteriores, todos montados en dos camiones que transportaban el festejo desde la Rural hasta el shopping.

El núcleo de esa moda que era creación independiente, expresión de la argentinidad, parece ir desvaneciéndose. La semana de la moda más importante del país se convirtió en un evento... que sólo está de moda.

http://www.trendxchange.com/index.php?cat=1&id=234