martes, 8 de septiembre de 2009

Para coleccionar

08/09/2009 para Trendxchange

Las propuestas de Vero Ivaldi, Kostüme y Cecilia Gadea en BAFWeek 09/10

Durante la primera jornada de BAFWeek, Vero Ivaldi volvió a la pasarela local con Escondida. Las luces se prenden y se apagan como flashes, dejando ver a las modelos por sólo unos segundos. Un taconeo rítmico se convierte en el tempo de una canción, de un escondido, baile folklórico argentino. La modelo tiene los ojos vendados y se para sobre una piedra que funciona como pedestal alrededor del cual se ocultarán sus compañeras de juego. La puesta en escena tiene que ver con la idea de la colección: lo oculto, lo simulado. Su característica moldería, fríamente deformada, es aplicada a sacos sastre con piezas que se rebaten simulando una prenda superpuesta, camisas con ejes rotados, vestidos con piezas prolongadas, tan largas que llegan a convertirse en tocados. Mangas balloon, piezas en tejidos contrastantes que salen de los cuellos, solapas corridas de su eje que se alargan en volados, piezas que simulan bolsillos y efectos de dobles prendas. La silueta es recta, el largo es corto, pero la colección no se encuadra en ninguna estación. Por más que los abrigos tengan un papel importante, así como los vestidos en tafetán de seda que sobresalen a través del anaranjado, el único acento de color de una colección en blanco, negro, crudo y gris. Las estampas ópticas y animal en blanco y negro provocan un efecto aún más engañoso en la moldería. Tejidos planos y de punto en puro algodón, telas de tapicería, raso y gasa, acompañados con peinados con reminiscencias medievales, medias negras invernales y ojos tapados con vendas, que al final se convierten en tules que ocultan los rostros de las modelos.

Como de costumbre, Kostüme presentó Colección #18 una línea regida por la geometría y los planos de color. Camila Milessi y Emiliano Blanco evidencian su fuerte inspiración en la Bauhaus, utilizando solo blanco y negro con detalles en coral, telas lisas y porciones de cuadrillé. Lo estricto de las formas llegó hasta el estilismo, con peinados de casco y recogidos casi cilíndricos, acompañados con dos rectángulos negros dibujados sobre los ojos de las modelos, con un aire dark. Escotes en V, literalmente, la figura estrella de la línea. Se ven en espaldas, en la moldería, en la silueta y hasta en la forma en que se mueven los modelos arriba de la pasarela. Vestidos de silueta evasée con superposición de piezas triangulares en distintos colores generan un contraste entre la rigidez de la forma con la fluidez del material. Remerones en tejido de punto con inferiores más estrechos, sobrefaldas que hacen de delantal, recortes de moldería, estampas en las remeras masculinas, polleras con grandes tablas, bermudas con picos en las caderas, todas plasman al rombo y al triángulo como formas de base. Piezas de sastrería liviana para mujer y hombre, camisería con cuellos más cuadrados, que sobre el cuerpo generan una incomodidad de exceso de tejido que se vuelve interesante. Viscosa, algodón, seda natural, voile y el lino se utilizan en bermudas, vestidos, camisas, faldas y remeras, que combinan con los zapatos de Lucrecia Vivot, con una capellada de flecos blanca sobre un negro, como los de golf. Las protagonistas de la línea masculina son las remeras de moldería no convencional. Siluetas cuadradas y oversized, mangas integradas al cuerpo que dan la sensación de alerones y recortes que repiten la V sobre el cuerpo.

La femineidad romántica sin caer en el cliché. Cecilia Gadea propone vestidos en materiales delicados y texturas que con un origen conceptual más bien duro y técnico, dan como resultado una suavidad y delicadeza muy rica. El calado láser y el bordado, dos técnicas típicas de la diseñadora, se repiten en vestidos, cardigans, camisas y prendas urbanas, como camperas y remeras con puños de rib y capuchas. Como hojas de papel que descansan antes de ser encuadernadas, las piezas de tafetán y voile de seda se superponen sobre el cuerpo generando volúmenes que vuelan con el caminar. El motivo del calado imita al picado de las máquinas de bordar y los esquemas de las antiguas revistas de labores. Así logra transformar elementos de procesos artesanales de fabricación en productos terminados con aires de romanticismo nostálgico. Vestidos y faldas de línea ligeramente evasée armadas con tiras de tela. Los escotes en V abiertos en el delantero y profundos en la espalda acompañados por insinuaciones de mangas resaltan lo delicado. Pero la selección de colores no cae en ningún momento en el cliché de los pasteles: celestes tornasolados, azules, verdes, negro, crudo, marrón y violeta en varias tonalidades que también se repiten en los zapatos de Virginia Spagnuolo de la marca Divia. El recurso de la encuadernación se observó a su vez en las carteras de Florencia Herrariz diseñadas para la ocasión, con fuelles como lomos, calados en las tapas y piezas de tela que imitan hojas de papel que se escapan del libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario