martes, 18 de agosto de 2009

Semillero UBA BafWeek

18/08/2009 por Carolina Pierro y Karen Kim para Trendxchange

Fernando More y Aldana Strifezza, ganadores de la última edición


Nueva sangre, nuevas ideas y nuevas puntadas. Fernando More y Aldana Strifezza son los ganadores de la última edición del Semillero UBA BAFWeek, el concurso que premia hace cuatro temporadas a dos tesis de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires con el apoyo de Paseo Alcorta. En esta oportunidad el jurado estuvo compuesto por los diseñadores Camila Milessi, de Kostüme, Marcelo Senra y Vicki Otero. Los ganadores debutaron en la pasarela de la edición primavera-verano 09/10 de la BAFWeek.


-¿Cuál fue el punto de partida de sus colecciones?
Fernando More: -Antes de empezar el ciclo lectivo del 2008 buscaba imágenes, sacaba fotos, escribía cosas. Me interesa el tema de la corsetería, tanto en el hombre como en la mujer. A partir de ahí pensé cómo actualizarlo, tal vez desde el lado ortopédico; cómo se mantiene rígido al cuerpo, y proporcionar comodidad; ceñir el cuerpo y permitirle movimiento. Respetando la materialidad y los recursos, experimenté, por ejemplo, con fajas ortopédicas en camisas. Partí, entonces, de la corsetería y la fusión entre lo femenino y lo masculino. No la pensé como una colección para alguien en concreto, sino que hice lo que siempre quise hacer. Yo tengo un tema, casi una obsesión, con la perfección. Tiene que ver también con la sastrería. Trabajé con el tema del reciclaje. En la carrera siempre fuimos a ferias de cosas usadas y antiguas, y no entiendo cómo alguien puede pensar que un traje genial no lo va a usar más. Es volver a eso, a lo que la gente deshecha, repensarlo y usar ese traje que, al ser algo ya armado, te aporta pautas de construcción, que se mezclan con estampas, contenedores, pensando más en la funcionalidad de un modo urbano.

Aldana Strifezza: -A partir de unas lecturas y unos sueños empecé a investigar. Traté de volcar todo lo que fui aprendiendo durante la carrera. Lo vi también, no como un cierre, sino como una posibilidad de experimentar todas esas formas, morfologías y estructuras portantes. Junté todo eso sin pensar en el mercado, permitiéndome jugar con las formas, experimentar con las texturas, intervenir con estampas, buscando recursos, trabajando sobre el maniquí. De ahí saqué fotos, y con las imágenes en la computadora fui armando nuevas formas y nuevos rectores.

-¿Cómo llegaron a las cátedras de Diseño de Indumentaria?
F.M.: -Yo siempre supe que quería estudiar esto, pero nunca supe por qué. Vengo de Ezeiza, casi un pueblo. Me anoté en la carrera y no tenía ni la menor idea de lo que era. Creo que tuve suerte de elegir bien, lo mismo con las cátedras. Hice los tres años en Saltzman y me encantó porque pasamos por varios campos de las disciplinas artísticas; ella tiene su impronta teatral, de danza y video. Te da todo un bagaje más allá de manejar perfectamente la morfología o limitarte a lo que es la indumentaria.
A.S.: -Elegí la cátedra Moragues porque me encanta. Para mí, si partís del dibujo no llegás a esto. Yo llegué a este resultado gracias a que tuve toda esta experimentación con la tela. Por ejemplo, estoy trabajando con este cuero sin terminar, porque me gusta pintarlo, intervenirlo y que tenga distintos matices, algo como mucho más experimental.
F.M.: -Por eso está bueno valerse de todos los recursos que uno tiene.

-¿Cómo fue la experiencia de la cursada del último año a nivel grupal?
F.M.: -Bastante buena. Éramos un grupo de amigos y nos corregíamos entre nosotros. El tema de la tesis es 50% de nervios y crisis, y 50% de hacer; si compartís la crisis con todo el mundo es mejor. La consigna era diseñar una colección con tres líneas. En el Semillero se presentan diez conjuntos.

-¿Qué expectativas tenían respecto de BAF?
F. M.: -Ser conocido. La verdad que yo no vi mucho del BAF, ni del Semillero en particular. No conozco a todos los que ganaron, ni vi sus trabajos. Por eso no sabía bien cómo eran las cosas, sólo lo que hay que hacer.
A. S.: -En pasarela uno muestra la colección que hizo, lo que quiere expresar. Todas las sensaciones con las telas, texturas, terminaciones, estampas. Se sabe que es la posibilidad de mostrar todo lo que uno hizo. El hecho de llevar atrás el nombre Semillero UBA te permite jugar un poco.
F.M.: -Nos decía Susana Saulquin que no estábamos atados de manos y pies por el mercado.
A.S.: -Lo bueno era que los diseñadores vieran la capacidad que uno tiene. Obviamente yo no tengo la posibilidad de abrirme una marca mañana.

-¿Cómo vivieron el proceso de selección?
A.S.: -La cátedra elige dos finalistas para verano y dos para invierno; de las seis cátedras se presentaron esta vez sólo cuatro. Después de ver el trabajo de los ocho seleccionados, llaman a cinco a una entrevista a defender la colección: explicar la propuesta, la elección de avíos, materialidades y todo lo que habíamos hecho. En mi caso hubo preguntas de realización, moldería y me preguntaron si tenía taller. Hay cosas que son difíciles de explicar porque ya son sistemáticas.
F.M.: -En mi caso no lo sentí así. Obviamente que estaba súper nervioso. Lo que pasa es que yo para hablar soy bastante torpe: me expreso mucho más con una foto o mostrando mi proyecto, por eso necesito tener las láminas para hablar.

-¿Están trabajando para alguna marca?
F. M: -No. Me encantaría tener algo propio. Para mí el concurso es importante para que la gente vea lo que hago. Siempre digo que soy lo que hago: soy estas fotos, soy la ropa... O sea, permitir que tanta gente vea cómo soy es una buena oportunidad.
A.S.: -Sí, me gustaría a futuro tener mi marca, poder hacer mis cosas, tengo mil ideas de accesorios, bolsos. Lo que sí creo que uno también estudia en una universidad pública, y tiene que estar aquel que va para poder aprender y lograr lo que quiere, ya sea abrir su marca o después continuarlo en vestuario o el camino que quiera, pero también está bueno que haya un mercado donde nosotros podamos servir como diseñadores, porque tenemos todo esto de lo experimental y nuevas propuestas, pero también tenemos la parte técnica y de entrenamiento en todo lo que son colecciones.

-¿Ven nuevas camadas de diseñadores?
F.M.: -Hay, pero con proyectos más chiquitos. Muchos tienen sus remeras, sus accesorios, lo cual está muy bueno porque hacen especies de eventos: se juntan en un bar, tocan bandas y venden sus cosas. También se valen de las nuevas tecnologías. Hoy en día la gente te conoce más por Facebook que por otra cosa, entonces uno tiene que poder manejar bien esas herramientas.


Desfile

Los ganadores del concurso Semillero UBA BAFWeek fueron los encargados de abrir la pasarela durante la última jornada de la semana. Fernando More mostró un fragmento de La ira, el perdón y la ausencia: indumentaria masculina que parte de sastrería reciclada mezclada con remeras, estampas y recursos de la indumentaria ortopédica como las fajas y las ballenas. El resultado: una imagen que hacía recordar a los niños de los años 40, pero dramáticamente reprimidos a través de instrumentos de contención. En cambio Aldana Strifezza, con su Distorsión, presentó una serie de vestidos y conjuntos en estrictos blanco y gris muy claro, con una silueta mucho más experimental; sucesión de elementos que dibujaban ejes modificados, cuellos y mangas en macro escala y texturas realizadas a partir de elementos no convencionales como clavos y pequeños frascos de perfumes y cuero intervenido.

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