viernes, 7 de agosto de 2009

Generación 2001

07/08/2009 por Carolina Pierro y Karen Kim para Trendxchange

Triunfadores en la adversidad formados por la UBA

A partir de la hipótesis "toda crisis es motor de cambios", consultamos a diseñadores de la generación 2001 salidos de las aulas de la UBA. Una retrospectiva y una visión a futuro. Cuatro referentes, cuatro preguntas y muchas respuestas.


-Considerando a la FADU como laboratorio de experimentación, ¿cómo fue pasar de crear prendas conceptualmente extremas a productos factibles de funcionar dentro del mercado, del prototipo único a la producción industrial?

Vicki Otero: -Eso es algo que se va dando naturalmente cuando esto se transforma en un medio de vida. Mis primeras colecciones eran mucho más conceptuales, pero a medida en que las prendas quedaban colgadas en el perchero y no salían, pensaba: ¿para quién lo hago si no se vende? ¿cómo sigo adelante? No hay otra manera.... Hoy trabajo mucho contemplando la necesidad del consumidor, buscando el equilibrio entre el concepto y lo comercial......y creo que hoy puedo retomar el camino de la experimentación desde otro lugar. Creo que el posicionamiento y la identidad que adquirió mi marca desde que comenzó hoy me permite vender prendas más jugadas.

Mariana Dappiano: -Pasa por la maduración de uno como profesional. Empezar a disfrutar también de que la gente use nuestros diseños y los disfrute. Además, entender esto como un negocio que tiene que seguir funcionando para poder seguir experimentando. Trabajar para empresas antes de lanzarse como diseñador independiente permite una prueba y error de productos, y también estar acompañados en el proceso por gente con más experiencia.

Pablo Ramírez: -En mi caso, lo primero que hice fue trabajar durante siete años como diseñador en el departamento de producto de diferentes marcas, así que fue muy natural el "aterrizaje forzoso".

Hermanos Estebecorena: -Es un gran aprendizaje ver qué es lo que quiere la gente. Creo que el paso es hacer lo que uno quiere decir y poder escuchar qué es lo que la gente quiere decir. Después empezás a trabajar en el diálogo. Pero primero está esa one way communication, que necesariamente tiene que evolucionar en un equilibrio de propuesta y atención.


-¿Qué aspectos diferenciales hicieron que su generación de diseñadores no sólo consolidara, sino también creara un mercado local para el diseño de autor?

V.O.: -Principalmente creo que cada uno hizo lo suyo sin mirar hacia afuera. Mostrarnos en la misma plataforma nos dio el marco de diseñadores de autor, y sobre todo seguimos adelante con nuestros proyectos, a pesar de todas las adversidades.....
M.D.: -Una facultad de diseño controvertida, experimental y de poca gente nos forjó como emprendedores. Empresas que creyeron en nosotros nos ayudaron a dar los primeros pasos. Y un mercado vacío de propuesta nos dio lugar a crecer como alternativa en el 2001 a las marcas que no tenían producto o cerraban. Nosotros no teníamos nada para perder y avanzamos.
P.R.: -Primero, todo era nuevo. Había mucha avidez de hacer, de saber; no había información como hay ahora, así que todo era una gran incógnita además de un terreno fértil. La carrera era nueva, y nuestros docentes no tenían una experiencia muy certera o probada en esto. No había un "pasado", sino que todos venían de otras ramas del diseño o del arte. Estaban aproximados a la moda, pero concretamente, el camino que luego empezamos a recorrer docentes y alumnos fue algo verdaderamente nuevo. Por otro lado, fueron la realidad económica y nuestra capacidad de adaptación las que generaron el movimiento del diseño de autor.
H.E.: -Creo que ser los primeros universitarios en hacer diseño de indumentaria fue bastante importante. No había otros haciéndolo y lo empezamos como lo creíamos mejor. Por ahí si alguien hubiera estado antes, lo hecho previamente hubiera condicionado nuestro comienzo. Fue un poco inconsciente, a las dos semanas de abrir nuestro local teníamos a los periodistas de Spruce, de Wallpaper, queriendo fotografiar lo que hacíamos y saber de nuestra historia. La crisis del 2001 hizo que el público en general que estaba acostumbrado a comprar importado o ir al exterior a comprar marcas extranjeras se encontrara ante un cambio. Fue como un momento de tocar fondo y ver qué había en el inventario. La gente encontró opciones locales que eran competitivas, reconocidas internacionalmente, y por sobre todo eran propuestas que tenían mucho que ver con ellos mismos, que estaban pensadas para ellos. La atención de la prensa local ayudó mucho en todo esto y fue muy importante. Las grandes marcas estaban en baja y dejaron un espacio para que otros pudieran crecer. Tuvimos la vocación emprendedora, ganas de hacer nuestros propios proyectos. Esto transformó al barrio de Palermo (hasta ese momento un barrio de talleres mecánicos) en un destino turístico internacional. Palermo no tenía nada que lo relacionara con el diseño, la gastronomía gourmet o los hoteles boutique. Es el trabajo de hormiga de diseñadores, restaurantes y hoteleros que cambió en cinco años un barrio sin ningún antecedente de sofisticación o diseño, agregándole un enorme valor y propiciando buenos negocios. Hoy, en vez de proteger este valor tan reconocido internacionalmente, se lo bastardea con cualquier propuesta que no engaña a la clientela internacional, sino que la ahuyenta o defrauda.


-¿Ven una nueva generación de diseñadores?
V.O.: -Estarán escondidos... En la UBA vi trabajos muy buenos de los egresados. Pero después no pasa nada... Es algo que me pregunto bastante últimamente...
M.D.: -Sí, tímida, pero creo que en unos años se comenzará a consolidar.
P.R.: -Creo que hay una gran confusión, producto de los medios de comunicación y este "exceso de información". Las nuevas generaciones ven en esta carrera una "salida", y yo creo que esto es una gran problemática, donde la única solución es trabajar, luchar y seguir para adelante. Esto es un trabajo, no es la gloria. Pareciera que las nuevas generaciones sólo esperan el "reconocimiento" y nadie está dispuesto al sacrificio. Se está perdiendo la cultura del trabajo en pos de la fama.
H.E.: -No estamos muy informados al respecto. Nuestro trabajo nos tiene muy concentrados en lo que hacemos. En septiembre vamos a ir a Rooms en Tokio invitados por la Cancillería y compartiremos el lugar con algunos nombres nuevos, vamos a ver cómo son allí.


-¿Qué cualidades necesitan los diseñadores emergentes hoy para hacerse un lugar?
M.D.: -Profesionalismo, calidad y buenas ideas.
P.R.: -La más importante es tener mucha capacidad de trabajo, de entrega. Yo creo que el objetivo tiene que ser éste. Que lo otro si llega, llega después, y es sólo el resultado de todo lo anterior. En definitiva: dejar de lado la especulación.
H.E.: -Generar una identidad propia, una propuesta que sea competitiva y desarrollar un producto de calidad inobjetable. Tiene que haber algo de diseño para ser vendido y estar bien hecho, eso es lo primero. Creo que después hay mucho de gestión y administración que de no ser atendido, hace fracasar muchos proyectos. Hay que atender a la Musa y al plan, y que salga bien.

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